Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Los que manejan el mundo
Crónica personal
Nadie, ni siquiera Sánchez, ni siquiera Feijóo, conocen el nombre del futuro presidente o presidenta del Congreso. Es más, tampoco saben quién va a ser presidente de gobierno. Estas últimas semanas, los negociadores del PP y PSOE se han ocupado, casi en exclusividad, a negociar la nueva Mesa del Congreso, con especial atención a la Presidencia. En el PSOE se barajan varios nombres, entre ellos los de Félix Bolaños y Miqel Iceta; en el PP están más volcados en conseguir la mayoría en la Mesa que en ocupar la Presidencia, cuyo poder sería limitado si no cuenta con el respaldo suficiente para imponer su voluntad. Sánchez y Feijóo comparten estrategia: las negociaciones con posibles socios de investidura se cerrarán una vez resuelta la situación en el Congreso.
Todo está abierto, y cualquier especulación sobre nombres es arriesgada. En cuanto a la investidura, Junts es el oscuro objeto de deseo del PSOE y de Sánchez, mientras que el PNV es el del PP y de Feijóo. De uno y de otro partido dependerá que el próximo Gobierno esté presidido por uno o por otro candidato, les basta con que Puigdemont o Andoni Ortuzar den instrucciones a sus parlamentarios para apoyar o abstenerse en la investidura de Sánchez o de Feijóo, pero de momento los dos insisten en que no tienen la menor intención de hacerlo.
Se comprenden los nervios de los dos aspirantes a Moncloa. Son tantas las incógnitas que ni siquiera saben cuál de los dos va a ser el candidato a la investidura. Lo decidirá el Rey una vez finalice sus consultas con los portavoces de los grupos y conozca sus intenciones.
Pedro Sánchez pretende ser candidato porque la izquierda suma 4 escaños más que la derecha, pero la situación se le complica ante la intransigencia de Junts para ofrecerle su apoyo o la incógnita sobre qué hará finalmente el PNV. Por no mencionar las consecuencias de la crisis que viven de los dos principales soportes de Sánchez y Feijóo.
Sumar ha saltado por los aires: Podemos exige libertad de decisión para sus cinco diputados, y lo mismo quieren Izquierda Unida y Compromis. En Vox, la división interna es profunda aunque sus actuales dirigentes afirman que es invento de los medios de comunicación. No es eso lo que dicen algunas de las personas más destacadas del partido, que ha perdido a un importante valor, Espinosa de los Monteros. Está en juego la ruptura de la disciplina de voto.
¿Se puede ir a un bloqueo de la investidura con repetición de elecciones, como amenaza Puigdemont? Puede. ¿Puede Puigdemont decidir en el último minuto ordenar el apoyo a Sánchez y mantenerlo en Moncloa? Puede. ¿Puede Ortuzar en el último minuto pedir a los peneuvistas que se abstengan o voten a Feijóo para que sea presidente? Puede.
A cuatro días de constituirse las Cortes, predecir el futuro es de aventureros.
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