Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
El próximo domingo se celebran elecciones municipales en todos los pueblos y ciudades de España. Estas elecciones tienen una especial idiosincrasia. En puridad, son muchas elecciones distintas. En Granada 180, con candidaturas diversas y candidatos a los que, en general, se suele conocer personalmente. Se trata, por tanto, de elegir al gobierno del municipio en el que residimos para los próximos cuatro años.
Sin embargo, es evidente que la derecha española de PP y Vox no las ha planteado así. En las intervenciones de cualquier candidato de estos partidos en cualquier pueblo de Granada empiezan hablando de ETA y del Gobierno de España en lugar de referirse a los problemas del municipio. Los motivos son dos. Por un lado, creen que en estos tiempos de polarización y maniqueísmo de redes sociales, el voto emocional resulta más relevante que el racional. Por ello buscan generar emociones de rechazo y pocas cosas provocan mayor rechazo que la actividad terrorista. Sin embargo, no siempre funciona. Recordemos las elecciones generales de 2004 cuando tras el 11M el gobierno del PP intentó mantener que había sido ETA al considerar que les beneficiaba electoralmente y el descubrimiento de la mentira se les volvió en contra. En este sentido, también ahora están abusando tanto de ETA, doce años después de su desaparición, que la propia presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo ha criticado con extrema dureza el uso electoralista de esas víctimas.
Pero el otro motivo para no centrarse en los problemas reales de los municipios es que, a mi juicio, tienen pocos argumentos en los debates propios de unas elecciones locales. Estos días habría que hablar del problema de la vivienda, de la movilidad, especialmente en las áreas metropolitanas, de la situación de los servicios públicos como sanidad, educación o servicios sociales o de cómo hacer frente al cambio climático cuando la sequía está arruinando al campo. Sin embargo, no se sienten cómodos en esos debates pues en todos los casos se precisa una intervención decidida de lo público. La respuesta al problema de la vivienda no puede ser la construcción de más pisos sino una fuerte oferta de vivienda pública; la mejora de la movilidad pasa por reforzar el transporte público, no por construir más carreteras para meter más coches; los servicios públicos de sanidad, educación o dependencia deben ser reforzados, no privatizados; y sobre el cambio climático el mensaje era negacionista hasta antes de ayer, según la doctrina del primo de Rajoy. En fin, mejor opacar esos debates y hablar de ETA.
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