Mi amigo de Waldstetten

10 de diciembre 2024 - 03:06

Ha fallecido una persona de esas que nos dejan una huella indeleble a quienes tuvimos la suerte de haberle conocido. Fue el pasado sábado cuando nos dejó un poco más solos con su partida Johannes Miller, buen amigo alemán, teólogo y director de instituto en la región de OstAlb, Waldstetten, esa aldea pacífica donde llegué un día para socorrer una urgencia familiar cerca de Schwäbisch Gmünd, en Baden-Würtemberg.

Los recuerdos compartidos con él llegan estos días en cascada. Y la gratitud nace sola. Gracias a él descubrí durante aquellos años de plomo de la gran crisis del ladrillo, allá por 2008, las tierras del sur de Alemania y que el tópico de la gente hierática y distante, cerebral y poco afectuosa tiene sus excepciones con personas así de cálidas, acogedoras y empáticas. En el caso de Johannes tratarle era dibujar una sonrisa en el rostro y un animoso nuevo empuje en el corazón.

Esta Navidad no le tendremos en familia en Granada como ocurrió en varias ocasiones en las que al poco de recibirle ya sentías como si fuera de aquí, maravillado por lo bien y hermoso que se vive por estos lares. Él mismo decía que era más latino que alemán y así era.

En esta singularidad suya mucho tenía que ver su profundo catolicismo y su condición de diácono que, aún siendo laico, le llevaba a jugar un papel sacerdotal en su entorno social.

Me llegan mensajes de sus amigos y ‘feligreses’ llenos de afecto y dolor estos días pues toda ausencia duele pero algunas se sienten más.

Hay personas que sirven de referente y él lo ha sido. Por su estar en el mundo de un modo espiritual lleno de espontaneidad, de humanidad, de generosidad y dignidad, de vivir con el corazón en la mano en medio de un mundo que se vuelve cada vez más técnica y cálculo.

Seguro que Johannes ya en el cielo podrá viajar libremente a ese sur que siempre le apasionó, a Italia o España, esos países que él adoraba y que le sugerían esa otra forma de vivir que aún significamos para las gentes del norte con sus inviernos prolongados.

El mundo ya no será igual sin Johannes, ni esa Alemania del sur católico llena de grandes personas que son las que hacen los lugares, como hizo Johannes con esa gran casa suya donde mi familia, sus amigos y todos los que lo necesitaron éramos siempre tan bien venidos.

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