La esquina
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Las dos orillas
Reunirse el presidente del Gobierno y el presidente de la Junta de Andalucía para nada es una solemne chorrada. El encuentro de Pedro Sánchez con Juanma Moreno sólo ha servido para escenificar las diferencias entre el PSOE y el PP por el cupo catalán y los privilegios a cambio de votos. Las posiciones de ambos partidos son conocidas. Ciertamente resulta intolerable que se quiebre la solidaridad entre las autonomías sólo por los intereses del PSOE y el PSC. Pero Andalucía tiene otros problemas que dependen del Gobierno central, además de la financiación. Y no se puede desaprovechar una oportunidad para tratar asuntos que sí son bilaterales y que afectan a los andaluces.
En el origen de esa pérdida de tiempo está uno de los problemas cruciales de nuestra democracia. Andalucía es víctima de la rivalidad entre Madrid y Barcelona. Una rivalidad económica, social, cultural y deportiva, que perjudica al resto de los españoles. Principalmente, a los andaluces, ya que esta comunidad es la más poblada y, por tanto, la que tiene más importancia cuantitativa. Pero no cualitativa, al ser eclipsada por los intereses catalanes y madrileños.
Madrid y Barcelona mantienen un duelo histórico que está en el trasfondo de muchos problemas españoles. También en el cupo y la financiación. Pues Madrid y Cataluña son las comunidades que más aportan. Entre ambas suponen casi el 40% del PIB español. En Madrid, temen que las ventajas fiscales que ahora ofrecen (y que le han dado prosperidad) no se puedan mantener con el cupo catalán, que les perjudica. Y también al resto de los españoles. Porque si una paga menos, otra deberá pagar más, o se repartirá menos a las otras.
Pero en Madrid están convencidos de que toda España es como Madrid y que los catalanes son los enemigos. En Cataluña se piensa lo contrario, y que gracias a ellos existe una España plural, y no un régimen unitario y centralista, que ya sólo defiende Vox. En Andalucía no se rompe esa rivalidad, ni hay una voz propia tampoco, por lo que es ninguneada. Para colmo, la principal cantera de votos del PSOE es Cataluña y la principal cantera de votos del PP es Madrid. Y con el añadido de que Isabel Díaz Ayuso intenta imponer sus intereses madrileños al resto de barones de su partido.
Volver de Madrid “con las manos vacías” no deja en buen lugar a Pedro Sánchez, pero tampoco a Juanma Moreno. Hay problemas bilaterales urgentes. Volver sin acordar nada es un fracaso compartido.
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