Los años del hambre

14 de febrero 2025 - 03:08

Aunque a los más jóvenes lectores pueda parecerle muy lejano, quienes tenemos una determinada edad, hemos vivido nuestra infancia obsesionados por todo lo que tenía que ver con la comida y los alimentos, y no precisamente por las misma razones que buena parte de nuestra sociedad lo pueda estar ahora.

En nuestras casas familiares y durante las décadas de los 50 y 60 del siglo pasado, nuestras abuelas y madres, nos aseteaban con no dejar una cucharada en el plato, o con decir que alguna comida no nos gustaba. El mero hecho de que se nos cayera un trozo de pan al suelo, imponía toda una liturgia de recogerlo y besarlo antes se seguir comiéndonoslo.

Las despensas de aquellas casas, siempre que se pudiera, estaban abastecidas como para soportar un asedio prolongado, las matanzas que para los niños eran una fiesta, se realizaban para autoabastecer de alimentos seguros a las privilegiadas familias que podrían permitírselas. Comer en un restaurante era un lujo solo alcance de muy pocas personas y asistir a una boda tenía como principal aliciente el “convite”.

Esa obsesión por la comida, que muchas y muchos de ustedes reconocerán por haberla vivido, no era gratuita y tenía una dramática razón de ser, que no era otra que los llamados “años del hambre”, pesadilla que este país sufrió entre 1939 y 1941 y sobre todo en 1946, como consecuencia de una política económica suicida que se llevó por delante la vida de 200.000 españoles, por la falta de alimentos y las enfermedades asociadas a esa situación.

Mientras que la Guerra Civil ha sido estudiada e investigada en casi todas sus variantes, esos años del hambre posteriores que marcaron a fuego el imaginario colectivo de varias generaciones, apenas han recibido la atención que merecen por todo lo que supusieron para este país y el sufrimiento que causaron.

Cuando una cuarta parte de nuestros jóvenes no verían con malos ojos vivir bajo una dictadura, son de aplaudir algunas iniciativas dirigidas a dar a conocer las miserias derivadas de semejante régimen, como la de padecer e incluso morir de hambre. En ese sentido destaca el proyecto de investigación que comanda el catedrático de Historia Contemporánea de la UGR, Miguel Ángel del Arco La hambruna española 1939-1952, en el que se disecciona el desarrollo, las consecuencias y la memoria de aquella catástrofe. No se pierdan tampoco la exposición que hasta el próximo día 28 puede verse en el Ayuntamiento de Maracena La hambruna silenciada, porque así aprenderemos, como nos recordó nuestra querida Almudena Grandes, por qué nuestros abuelos nos enseñaron cuando éramos niños, a besar el pan.

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