Por montera
Mariló Montero
Los tickets
El presidente de la Generalitat de Valencia soporta un lastre más penoso que el de ser un mal gobernante: tener un apellido que acaba en ‘ón’. Mazón rima con un montón de palabras tenidas por ofensivas que acaban con éste sufijo: maricón, mamón, bujarrón, barrigón, bravucón, bribón, cagón, cabrón, huevón… A la oposición se lo han puesto a huevo. De ahí que los que rotulistas de las pancartas de las manifestaciones en contra de él lo tengan fácil a la hora de buscar un lema que permita una rima con su apellido: “Mazón, mamón, trabaja de peón”, “Mazón, vete a prisión”, “Mazón, eres un huevón”… Y así decenas de ellas. Tampoco hizo falta mucha imaginación para corear lemas en esa masiva manifestación que se celebró en Valencia y Alicante para protestar por lo mal que lo habían hecho el presidente de la Generalitat y su equipo en la gestión de esa DANA que se ha llevado muchas vidas por delante y que ha puesto de manifiesto la fragilidad del ser humano ante un cabreo de la naturaleza. Por supuesto, la frase más coreada fue esa de “Mazón, dimisión”. Seguida de Mazón y esa palabra que termina en ‘ón’ y que designa al hombre cuya mujer le ha sido infiel.
Otro que las tiene canutas con su apellido por este motivo es ese político salido (en todas las acepciones posible) de aquel 15 M y acusado de haber abusado de varias mujeres. “Errejón, tocón, eres un abusón”. El hombrecillo que intentaba trajinarse a mujeres que no querían que las trajinaran, se merece adjetivos con rima como abejón, buscón, chingón…
Y es que no es lo mismo tener un apellido al que es fácil colgarle un adjetivo que otro de difícil pronunciación. En Granada hubo una vez un político cuyo apellido casi nadie escribía bien y al que era muy difícil encontrar una rima: se llamaba Guillermo Kirpatrick. Este hombre vino en 1982 como cunero (dícese del candidato o diputado nombrados por una provincia que no es la suya) de Alianza Popular y lo primero que hizo es acudir a una rueda de prensa con un sombrero cordobés porque creyó que lo mismo daba Córdoba que Granada. Dijo que había venido a esta ciudad a resolver los problemas de la pesca. Los de la oposición se devanaban los sesos por encontrar una palabra que rimara con el apellido del recién llegado. Al final descubrieron que le gustaba el whisky Dyc, pero no pudieron utilizarlo porque el cunero se fue en menos que dura un click.
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