Una autonomía granadina es posible

Hace muchos años que llevo abogando porque es posible una Autonomía Granadina, y, como también ocurre con el proyecto de una Autonomía Leonesa, las preguntas que se hace la ciudadanía al respecto suelen ser tres:

La primera: Crear una Autonomía Granadina exigiría más políticos y más funcionarios, pero la representación política de un parlamento autonómico granadino sería menor que el conjunto de cargos de la Diputación provincial (27 diputados) y de los parlamentarios andaluces elegidos por Granada (13), que suman 40.

La segunda: Su creación tendría un coste económico inasumible, cuando todas las sedes y funcionarios de las administraciones e instituciones andaluzas se podrían convertir, tras el traspaso de competencias desde Sevilla, en sedes granadinas a coste cero, consolidándose en la nueva autonomía las plantillas de la Diputación Provincial y de la Junta de Andalucía en la provincia de Granada.

Además, con un presupuesto propio, sanidad, educación, servicios sociales, atención a los pueblos, carreteras, impulso a la actividad empresarial, empleo, promoción turística, conservación del patrimonio cultural, y un largo etcétera, etc., mejorarían considerablemente si al territorio granadino llegara cada año la cantidad de dinero que legítimamente le corresponde y no el exiguo presupuesto que nos da Sevilla.

Y la tercera: Una Autonomía Granadina no sería posible toda vez que los artículos 143 y 144 CE están cerrados, lo que ya he refutado en múltiples ocasiones, ya que no se trata de preceptos cerrados, sin posibilidad ya de uso, sino todo lo contrario. El artículo 143 dispone que las provincias con entidad regional histórica podrán constituirse en comunidades autónomas y no cabe duda de que Granada cumple con creces semejante requisito constituyendo el corazón del milenario Reino de Granada. Además, en el territorio de la Región de Granada cada vez es más visible es el deseo de contar con una autonomía propia. Dado el abandono y postergación que padecemos, estando abiertos a la posibilidad de incorporación de Almería, Jaén y Málaga, si manifestasen su intención de querer formar parte de una nueva CCAA distinta de Andalucía, lo que en Almería está muy extendido. Y el artículo 144, dispone que las Cortes Generales, mediante ley orgánica, podrán, por motivos de interés nacional, autorizar la constitución de una comunidad autónoma cuando su ámbito territorial no supere el de una provincia.

En definitiva, la creación de una Autonomía Granadina no exigiría ni más políticos ni más funcionarios, no tendría un coste económico inasumible, y desde un punto de vista legal/constitucional es posible, porque el mapa autonómico de España no está cerrado.

Si queremos progresar, los granadinos debemos tomar las riendas de nuestro destino.