La esquina
José Aguilar
¿Tiene pruebas Aldama?
Casi no hay semana en la que no aparezca en las noticias alguna información que vincula al Partido Popular con algún tema reprobable. Trato de favor, malversación, mordidas, espionaje, comisiones… Es tan continuo el goteo de estas novedades que ya ni nos sorprenden ni nos provocan rechazo, podríamos decir que hemos llegado a acostumbrarnos.
Sería triste llegar a la conclusión de que, quienes más tienen que callar, puedan ser quienes marquen el rumbo de eso que se ha dado en llamar el relato político.
Todas las opciones políticas son legítimas, faltaría más. Pero hay momentos en los que pareciera que la ciudadanía prefiere tirarse al barro en vez de ponerse en pie. Tirarse al barro y repetir mantras que alguno de los múltiples gurús de la sociología política hacen rular, esos del todos son iguales. Tirarse al barro y contribuir al ruido ensordecedor de tertulias, tertulianos y barras de bar. Tirarse al barro y pensar que quedarse en casa o irse a la playa el día que haya que votar es el mejor castigo que podemos darle a esa panda de impresentables, a la casta.
Y ese barro, en el que buena parte de la ciudadanía chapoteamos en un momento u otro, es ya el triunfo de quienes no creen en la democracia. Porque votar es la herramienta que nos permite cambiar el rumbo de las cosas. Y votar de forma reflexiva, sabiendo a quién queremos apoyar, cuáles son las medidas que proponen para los problemas a los que nos enfrentamos o qué propuestas presentan para un futuro incierto, eso debería ser democracia. No el debate estéril.
Mientras Canal Sur sigue funcionando como un medio de propaganda de un partido político y no cómo una TV pública (lo dice el Consejo Profesional del medio) tardamos hasta una semana en conseguir cita médica en atención primaria, los colegios públicos siguen perdiendo unidades, la espera en la la ley de dependencia puede llegar a dos años, no alcanzamos a saber por qué la gente joven de Andalucía no puede acceder al "bono joven"…hay más, pero mejor salir del barro y aportar aunque sea un solo dato de las consecuencias de la reforma laboral, esa que llenó tertulias y debates, embarrando: en Granada, en los cuatro primeros meses de 2022, tras aprobarse la reforma, los contratos indefinidos han supuesto un 20% de las contrataciones, frente a un 6% durante todo 2021.
Chapotear en el barro puede ser divertido como juego. Para la vida, mejor tener la cabeza clara y echar mano de los datos.
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