El bochorno

31 de enero 2025 - 03:07

Tras el vergonzoso cese con nocturnidad y alevosía de Ana Crespo, Javier Medina, Miguel Guirao y Ernesto Páramo como asesores “gratis et amore” del Parque de las Ciencias; tras las “explicaciones” infames de dichos ceses por parte de los responsables de la Junta de Andalucía –consejera incluida– y del director saliente y tras el ominoso silencio que sobre el asunto siguen manteniendo las principales autoridades granadinas –alcaldesa y presidente de la Diputación en primera fila–, llega ahora otro no menos bochornoso episodio, como es el concurso convocado para cubrir la plaza de director y que todo apunta es un auténtico traje a medida para el candidato que digitalmente se designe desde San Telmo.

Llama poderosamente la atención que entre los integrantes del tribunal que calificará a los candidatos figuren muchos políticos de la Junta y casi ningún técnico, salvo el responsable del actual desastre que, además de estar acusado de prevaricación, también lo está de acoso laboral. Igualmente sorprende el escasísimo plazo que se da a los interesados para presentarse a esta concurso, ya que según hemos podido leer en el BOJA, solo tendrán diez días para formalizar sus candidaturas.

Mención aparte merece el requisito del B2 de inglés exigido a los candidatos. Sin duda que parece fundamental que el director del Parque de las Ciencias se pueda comunicar en inglés, pero la exigencia de ese título académico es absolutamente irrelevante en un concurso de estas características, ya que podría darse el caso que un candidato británico que no tuviera ese título quedara descartado por no poder acreditar su nivel de idioma nativo.

El Parque de las Ciencias no se merece esto porque como atinadamente dice Juan Mata: “A veces la mezquindad personal o la desidia institucional hacen que continuamente tengamos que estar defendiendo algo inexplicable para otros espacios similares de España o Europa”.

Aunque lo verdaderamente lamentable es explicar porque estamos ahora en este esperpento, que no es ni más ni menos, que porque una decisión que compete exclusivamente al Consejo Rector del Parque, como es la del cese o nombramiento de sus asesores, según se recoge en los estatutos, se deje en manos del director dimisionario, quien en este caso ha actuado de una forma meridianamente injusta, mezquina y rencorosa, con su propuesta de cese camuflada entre todo el resto de la documentación.

No podemos seguir siendo una sociedad desalmada y desagradecida, admitiendo indolentes el cese, de la peor forma posible, de quienes han sido el alma y la vida del Parque.

Diga la consejera lo que diga, esta decisión y estas formas no son de recibo y sería fundamental reparar semejante atropello, impropio del Parque, de la Universidad, de la Junta, de la Diputación, del Ayuntamiento y del Gobierno central… A tiempo estamos.

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