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Rafael Sánchez Saus
Luz sobre la pandemia
Desde que soy presidente de los andaluces hemos activado, sin complejos y con orgullo, una batería de ayudas al arte sacro...”. Esa línea de ayudas movilizará, hasta 2026, un total de 14 millones de euros, buena parte de ellos para el patrimonio de las hermandades. Así lo afirmaba esta semana el presidente de la Junta, durante la firma del acuerdo Junta-Iglesia católica para proteger y estudiar el patrimonio religioso.
Ojito que sobre el presupuesto del acuerdo, el presidente de la Junta ha resaltado que “no va de poner dinero” ¿? y que las fuentes de financiación se estudiarán según cada proyecto, con la participación de otras administraciones, y las prioridades.
Con el cambio de color político, tanto en el Ayuntamiento como en la Diputación, nuestros próceres parecen haberse convertido en el genuino “brazo seglar” y van a destinar cien mil euros de vellón respectivamente, tanto a las cofradías de la capital, como a las bandas de música de la provincia. Doscientos mil euros en total que superan en mucho la cantidad que entre todas las administraciones destinaban al Centro Federico García Lorca y que vendrían muy bien para no tener que haber subido el bus urbano, suprimir las líneas universitarias en julio y agosto, o reducir a media hora el tiempo de asistencia a domicilio para los dependientes.
Semejantes datos podrían sumergirnos en una realidad muy cercana a la de pleno franquismo, cuando España era una unidad de destino en lo universal , contando para ello con una Iglesia, cómplice principal de aquella dictadura y también era una tierra “católica, apostólica y romana”, por imposición obvia de un gallego bajito que se autoproclamó “Caudillo de España por la gracia de Dios”, que entraba en iglesias y catedrales bajo palio y dormía con el brazo incorrupto de Santa Teresa en la mesilla de noche de su dormitorio.
Pues bien, a pesar de que vivamos en un Estado aconfesional, la Iglesia Católica sigue contando en este país con privilegios absolutamente injustificados, debido a una sucesión de gobiernos pusilánimes, que no han tenido la gallardía de hacer realidad la “aconfesionalidad” que se consagra en nuestra Constitución y de ests forma siguen sin pagar impuestos, continúan beneficiándose de centenares de millones de la caja del IRPF, se han apropiado de 35.000 templos, monumentos y fincas, por las impresentables inmatriculaciones y no contentos con ello, siguen ocupando con total impunidad los espacios urbanos de nuestras ciudades, que se supeditan un día sí y otro también, a sus procesiones, vúa crucis, traslados, ensayos, coronaciones, magnas y cualquier otro tipo de manifestación “capillita” que se les ocurra… Lo dicho, Juanma, ¡Sin complejos!
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