Alto y claro
José Antonio Carrizosa
¿Dónde están mis cuatro euros?
Mientras que a nivel nacional estamos en estado de shock por el escándalo Errejón –por cierto, ¿dónde están ahora todas esas políticas que se emplearon a fondo en otros sonados casos?–. A nivel autonómico, la quiebra de las ayudas a la dependencia y el caos en la sanidad pública parecen conducirnos irremediablemente al desmantelamiento del Estado social. A nivel provincial y local seguimos encapsulados en la nada más oscura y absoluta en progreso, prosperidad, emprendimiento, infraestructuras, presupuesto…, multiplicándose los agravios y discriminaciones a nuestra tierra.
Y es que Granada no existe ya ni en los mapas del tiempo, aún a pesar de registrar las mínimas más bajas y las máximas más altas.
No existía tampoco el Reino de Granada en un mapa de un libro de texto de Algaida de 2020 de Geografía de Bachillerato, que marcaba ya en 1530 el territorio de Andalucía, ocultando la auténtica división territorial del sur del España, y con ello la existencia del granadino Reino. Un inocente mapa sobre la densidad de población en España en 1530 con errores históricos garrafales, pese a tratarse de un texto supervisado por la Dirección General de Ordenación y Evaluación Educativa, que realmente configura un remix territorial entre el siglo XVI y el mapa autonómico surgido después de 1978. Por ello también Navarra y Vascongadas –llamada ya País Vasco– se representaban unidas, lo que nunca existió, mientras que territorios como León sí aparecen conforme a la época.
Tampoco existe Granada en un libro de texto de 2024 de Lengua y Literatura de segundo de ESO de Anaya, que prácticamente omite la existencia de Granada, a la que solo dedica dos páginas –a modo de visita– mientras que a Sevilla dedica cuanto menos 8 –páginas 29, 98, 105, 117, 127, 145, 176 y 263–, y a Cádiz y a Málaga otras cuantas.
Vemos pues cómo Granada y su Reino también desaparecen de los libros de texto que estudian miles de niños en Andalucía. Se ve que la sevillana Junta pretende que interioricen en su educación una falsa existencia territorial de Andalucía desde hace 500 años, ocultando la historia real de la existencia del Reino castellano de Granada.
Es clara la intencionalidad política de construir una falsa Historia de España y del sur peninsular para legitimar autonomías débiles, que no se sostienen ni histórica ni jurídicamente, como es el caso de Andalucía.
Blas Infante, 28-Fake, sutiles errores… Y es que con pequeños detalles y grandes mentiras se escriben las historias falsas. El resto del proceso lo hace el adoctrinamiento. La realidad de Granada es que está ya literalmente borrada del mapa…
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