Érase una vez
Agustín Martínez
Presupuestos?‘destroyer’ para Granada
Esta semana, con motivo del asesinato de Mateo (el niño de Mocejón), sectores ideológicos de la extrema derecha acusaban en redes sociales de la posible autoría a inmigrantes de origen magrebí y atacaban al primo de la víctima por pedir no estigmatizar a nadie “acusándole” por el simple hecho de haber viajado a África.
Así, la extrema derecha con la colaboración de algunos líderes de la derecha del PP como Ayuso o Albiol y con el silencio de Feijóo, no tiene reparo en usar cualquier caso para esparcir falsos mensajes cargados de xenofobia que van sembrando odio en la sociedad y pretenden generar la sensación de que estamos invadidos por inmigrantes que o nos quitan el trabajo o vienen a delinquir.
La estrategia es clara: se lanzan bulos y mentiras que van generando odio y rechazo ante la población inmigrante y estos mensajes van sedimentando en aquel sector de la ciudadanía sensible a estas tesis; se busca explícitamente la reacción violenta frente al fenómeno migratorio para desestabilizar, como ha sucedido en el Reino Unido.
Creen que, sembrando odio y miedo, el asunto de la inmigración sería la llave que permitiría a la extrema derecha abrir la cerradura que les haría llegar al poder en algunos países, aunque esperemos que no sea así, ni en España, ni en ningún sitio.
Es por eso que conviene tomarse muy en serio la situación y enfrentar jurídica y políticamente esta estrategia de la extrema derecha. Hay que adoptar cambios jurídicos y perseguir los bulos como delitos de odio que deben ser castigados duramente y hay que exigir al PP que deje de coquetear con discursos xenófobos. Es necesario hacer mucha pedagogía en favor de los valores de la democracia y de la tolerancia.
Desconocer que para poder dar repuesta a las necesidades de la población española por el envejecimiento (cuidados por dependencia, residencias de mayores o cuidados sanitarios a cronicidad) o por nuestra capacidad de atraer turismo (y necesitar oferta hotelera o de restauración), se prevén algunos millones de empleos que probablemente se cubran muchos de ellos con personas inmigrantes, es desconocer los desafíos básicos de nuestra economía.
La inmigración será un fenómeno aún más acusado y ello hará conveniente desarrollar políticas favorables a la tolerancia y la convivencia y contrarias a la xenofobia. Hay que evitar, también, el riesgo de erosionar la democracia que persiguen sus enemigos.
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