
La ciudad y los días
Carlos Colón
Pasiones, prejuicios y Semana Santa
Quién nos iba a decir que algún día tendríamos que padecer un auténtico calvario político en plena Semana Santa, cuando deberíamos estar disfrutando de unos días de descanso merecido, que tendríamos que aguantar también en estas fechas a todos los políticos que crispan la política nacional e internacional todos los días a todas horas, que tendríamos que soportar el partido de pin-pon arancelario de Trump, la amenaza de la III Guerra Mundial, el kit de supervivencia, los encontronazos PSOE-PP por mor del chantajista prófugo Puigdemont o los líos de Ábalos, Aldama, Koldo y compañía mientras intentamos evadirnos y disfrutar de una procesión.
Y es que el actual sinvivir político no nos da tregua ni en Semana Santa. Y en Andalucía el panorama no pinta mejor, entre procesión y procesión nos damos cada vez más cuenta de que Sevilla y Málaga están niqueladas, porque la Junta gasta a espuertas allí mientras el resto de provincias andaluzas padecemos un auténtico calvario de postergación política. Fíjense en ambas ciudades en las retransmisiones de procesiones y verán la diferencia con sus hermanas pobres. Porque Granada, Jaén, Almería o Huelva están completamente abandonadas y preteridas deliberadamente por la Junta de Andalucía. Aquí con un aeropuerto abandonado, sin conexión con metro ni ferrocarril, la presa de Rules inutilizada, un AVE de una sola vía, ínfimas y precarias conexiones ferroviarias, sin Región Militar, casi sin Salas del TSJA, sin movilidad para un área metropolitana colapsada en una conurbación de 600.000 habitantes, con decenas de instituciones desmanteladas, aniquiladas o recentralizadas en Sevilla…, la lista es interminable en Granada, y también en las demás provincias pobres.
En fin, todo un calvario derivado de una política egoísta, territorial, desigual, arbitraria e injusta, que pone por encima de los intereses de los ciudadanos los intereses partidistas y/o individuales de los políticos de turno, y ni en estos hipotéticos días de descanso podemos desconectarnos del vía crucis político que sufrimos a todos los niveles y que, al final, siempre repercuten en perjuicio de los ciudadanos.
También yerran los políticos que aparecen en una procesión sí y en otra también, como si de su escaparate político se tratase, porque generan incomodidad en los fieles y en las cofradías, que sólo quieren el protagonismo de sus imágenes y no que sus pasos sirvan para lucimiento político de nadie.
En fin, aguanten como puedan este calvario político continuo, e intenten evadirse –si es que les dejan– de tan mundanos asuntos, porque van a seguir incordiando nuestra existencia tras las vacaciones, y porque la Semana Santa de Granada, de inconmensurable valor religioso, histórico-artístico y cultural se lo merece. Feliz Semana Santa granadina.
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