Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
El pasado fin de semana, decenas de miles de personas se vieron afectadas por dos incidencias que pusieron en jaque la normal circulación de los trenes de alta velocidad desde Madrid con diversos destinos (en especial, Valencia y Andalucía). Las cancelaciones y los retrasos generaron enormes perjuicios a las personas afectadas.
Más allá de los incidentes concretos causantes de este caos, hace ya algunos años que parece demostrarse un cierto agotamiento del modelo de alta velocidad debido a una visión y planificación iniciada en los años noventa, que parece claro que se ha quedado desfasada para la realidad actual y las necesidades futuras.
El envejecimiento de la red en buena parte de su infraestructura es una evidencia tras más de tres décadas desde su diseño e inauguración; también, el enorme volumen de la oferta y de la demanda del servicio parece ser muy superior a las capacidades planificadas de la red.
Incluso, las instalaciones de las estaciones de Atocha y Chamartín en Madrid muestran una insuficiencia que puede generar inseguridad en las ya frecuentes situaciones de colapso que se han vivido en los últimos tiempos.
Se corre el riesgo de “morir de éxito” si no se redefine mediante un nuevo enfoque estratégico el modelo de alta velocidad para los próximos decenios; ello haría necesario planificar la red del futuro y un enorme volumen de inversiones.
Cabe también repensar si el modelo futuro de red ferroviaria en España debe pilotar casi en exclusiva en alta velocidad y, si esa es la opción, cómo hacer factible el funcionamiento ideal que se ha vivido hasta que hace unos años, comenzó un deterioro que ahora nos ofrece situaciones de caos con demasiada frecuencia.
En mi opinión España tiene hoy el desafío de asegurar que, en el futuro, se disponga de una red ferroviaria que garantice la mayor cobertura para todos los territorios, los mejores tiempos de desplazamiento, los menores retrasos posibles y la mayor seguridad para la ciudadanía. Creo que hay que remangarse y actuar con luces largas.
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