Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
Imagínense hasta qué punto llega el centralismo sevillano que hasta tiene una página en Wikipedia. Como lo oyen… y tal actividad, a la que dedica numerosos apartados, se define como “una forma de centralismo atribuido a la ciudad y provincia de Sevilla y que históricamente ha sido percibido a escala regional y nacional desde varios territorios de España, incluida la propia Sevilla, como una acumulación de poder institucional, político y mediático, así como un acaparamiento de inversiones e infraestructuras públicas”.
Y es que Sevilla es, por mor de la autonomía, la capital política, administrativa, financiera… de Andalucía y no tiene nada más que ventajas por ello, disfrutando de extraordinarios beneficios económicos que le reportan inmensas atribuciones: miles de funcionarios y políticos autonómicos…, los servicios centrales de la autonomía, su sede parlamentaria, su gobierno… Pero todo eso no es suficiente, Sevilla quiere más…, pareciera un agujero negro que tragara materia sin fin…
Por eso ha resucitado la vieja reclamación de la Ley de Capitalidad, capricho cuyo coste, de materializarse, tendríamos que pagarlo todos los andaluces para beneficio exclusivo de Sevilla, creando mayor brecha económica y mayores desequilibrios todavía con las demás provincias.
Y por eso también ha optado por someter a algunas provincias a una feroz recentralización, siendo Granada la víctima propiciatoria en tales menesteres, ya que, como reminiscencias de nuestra condición de Reino, hemos sido durante siglos núcleo institucional y eso había que anularlo... En poco tiempo nos han quitado la gestión de la Alhambra, de Cetursa, del Parque de las Ciencias, la EASP, la IX Región Militar, el IAPH, la SGAE andaluza oriental, Salas del TSJA…. despojándonos pues de nuestras instituciones referentes y abandonando intencionadamente a nuestra tierra en “la-nada-dependiente-de-Sevilla”. Centralismo sevillano salvaje, disfuncional e ineficiente, que ha comportado la ruina no sólo para Granada sino también para otros muchos territorios de Andalucía.
Esta situación, que llevo denunciando desde hace muchos años, genera gran preocupación entre los granadinos, ya que comporta cambios muy negativos para nuestra provincia y su desarrollo, consecuencia de la pérdida de esas instituciones –históricas y recientes–, fundamentales para el progreso de Granada.
Y esto no es ‘quejío granaíno’, es pura realidad, siendo el despojo de la autonomía de Granada en la gestión de sus propios recursos/intereses la consecuencia más nefasta de esta feroz recentralización. En el pasado, Granada gozó de cierta autonomía para tomar decisiones beneficiosas para los granadinos, pero, con esta recentralización salvaje, la mayoría de esas competencias han sido ya fagocitadas por la Junta andaluza. Ojalá algún día acabemos con el centralismo sevillano y esa página de Wikipedia sea tan sólo histórica…
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