La cerveza de la autoestima

Probablemente sea la cerveza una de las bebidas más antiguas de la historia de la humanidad, nada menos que 9000 años la contemplan. Con el paso de l tiempo la universalización del consumo de cerveza la convirtió en un producto muy popular, me atrevería a decir que incluso ‘plebeyo’, frente a otras bebidas solo al alcance de clases más pudientes.

Sirva la anterior disquisición para situarnos en el siglo XX y en Granada, donde hace justo cien años, Carlos Bouvard puso en marcha Cervezas Alhambra, un producto y una marca que se ha convertido en una de las señas de identidad y autoestima de nuestra tierra y en la prueba palpable de que cuando queremos somos capaces de conseguir lo que nos propongamos, como fue la supervivencia de una marca que en 1995 acumulaba deudas por valor de 600 millones de pesetas, lo que le llevó al borde de la quiebra y su desaparición. Damm y Cruzcampo, sus entonces propietarias, la vendieron ese año por 55 millones de pesetas y doce años más tarde la adquirió Mahou-San Miguel por 200 millones de euros, unos 32.000 millones de pesetas.

Lo que pasó en esos 12 años solo se explica desde la lucha de sus trabajadores, el trabajo denodado de Antonio Perera, nombrado director para que llevara a cabo el cierre de la empresa, pero sobre todo de la decisión de los granadinos por evitar el anunciado cierre. Cervezas Alhambra se conviertió en un símbolo y un elemento de autoestima… y así sigue. El enorme acierto del grupo Mahou por mantener la identidad autónoma de la marca granadina e incluso convertirla en uno de sus productos premium, ha tenido la recompensa de obtener una de las mejores cervezas del mercado nacional e internacional.

Pero si acertada fue la estrategia empresarial, más aún lo ha sido la de convertir la marca en el aliado imprescindible de cualquier proyecto y acontecimiento que se plantee en y desde Granada. El último ejemplo la entrega, el pasado lunes, de los galardones Bib Gourmand, a 200 de los mejores restaurantes de este país; una cita de la Guía Michelín, que fue posible traer al Manuel de Falla, gracias a la implicación de Cervezas Alhambra.

Creo que escribo en nombre de la inmensa mayoría de los granadinos si desde estas lineas doy las gracias al grupo Mahou por no cortarle las alas a Alhambra y si se las doy también a Antonio Perera, que se rebeló contra su papel de enterrador, y a Susana Vargas, sin cuya complicidad y granadinismo militante, nada de esto sería posible.

Feliz cumpleaños, querida ‘Alhambra’ y que cumplas muchos más.