El cielo se pone ‘Trump’

28 de enero 2025 - 03:08

Hablando del tiempo yo diría que el cielo se ha puesto eso, Trump, es decir, inclemente, amenazando siempre una tormenta con aviso de riada que se queda en un incómodo, molesto y un punto catastrófico aguacero del que unos días después no querrás acordarte más.

Lo digo tirando de memoria de lo que fue la anterior administración de este sujeto mitad bravucón mitad pendenciero, chulesco, iluminado y marrullero. Lo malo del asunto es que en esta nueva borrasca que se nos viene encima llega el clima ya enrarecido por el respaldo aplastante en votos a este político mediocre, pero con más deseo aún de venganza después de los muchos calvarios judiciales de los que sale más o menos airoso gracias a bufetes de abogados sólo para ricos.

El personaje lleva en plan outsider toda su vida laboral. No se puede negar que listo sí que es. Pero los listillos tienen corto recorrido en el arte de la política en el que a la larga perdura la virtud. Y Trump es un vende motos, un trilero/maniobrero con mentalidad de amo experto en el Donde dije digo digo Diego que tanto gusta a los suyos.

Las mujeres para él son florero o cachos de carne a los que echarles mano. Sin un sonrojo. Como en lanzar a sus fieles bisontes a la toma del Congreso y luego indultarles o en hacerse amigo del diablo tirano para luego pelearse y volverse a juntar. Es lo que tiene estar entre amigos.

Con los oligarcas tecno ha hecho camarilla de convenidos a millón de euros por barba. Y de repente, los liberales-wok forrados se han convertido en monjas ursulinas espantadas de la ola de libertinaje asustadas con tanto trans-homo-lesbiana-wok poniendo el mundo patas arriba. Cuando la religión es el dinero da igual de qué haya que disfrazarse con tal de repartir el botín.

Ese cielo que se pone ‘Trump’ no augura nada bueno. Con líderes que actúan según con qué pie se levanten cada día o según el humor pasajero con que les pilles, sólo nos queda confiar en los tribunales que les frenen temporalmente, claro, porque estos populismos que van tomando el poder manejan bien la técnica del ‘Si no gustan estas leyes pues pongo otras’. O cambian a los jueces estilo Maduro. Todo muy democrático, muy de estos populismos progres o carcas que sufrimos y que solo nos queda desear ese ‘a ver si escampa’ tan socorrido.

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