
Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La falla Pumpido
La ciudad y los días
En la última semana han salido a la calle tantos cortejos de todo tipo y quedan tantos por salir esta semana, que parece que el próximo domingo empezará la feria, que eso a lo que llamamos Semana Santa ya terminó. Duraba, como su nombre indica, una semana, es decir, siete días. Después pasó a durar ocho, nueve, diez… Le nacieron nazarenos por delante del Domingo de Ramos y por detrás del Sábado Santo. En los últimos años las procesiones y cortejos –en versión Via Crucis o Jack Sparrow– abarcan, en su forma más saturada, dos semanas que se suman a la Semana Santa. A eso sumen traslados y salidas extraordinarias. Y si no les basta, añadan las casi 40 horas consecutivas de procesiones y el desconcertante sucederse de ocho pasos por el Paseo de Colón una fría noche de diciembre.
No hace falta ser un cofrade apocalíptico o integrado, que diría Umberto Eco, o un Don Óptimo o Don Pésimo cofrade, que dibujaría José Escobar para el Tío Vivo, para convenir que se trata de un crecimiento anormal que ha desbaratado toda proporción. No hace falta ser un entusiasta que todo lo ve bien o un cenizo que todo lo ve mal para estar de acuerdo en que queda gravemente afectado el sentido que estas cosas tienen. Cuando la sensatez es considerada cosa de rancios, la medida cosa de nostálgicos y el aprecio de los valores cosa de elitista, es que algo no va bien. Coja cada cual lo que le guste, viva lo que le emocione y emociónese con lo que se le antoje, dicen muchos, y no se meta nadie en las elecciones y emociones ajenas. Esto puede valer para un centro comercial o una gran superficie, pero no para las hermandades, las cofradías y la Semana Santa. Salvo que muchas corporaciones y la Semana Santa lo sean.
Prohibido opinar, porque se hieren sentimientos. Todo vale lo mismo. Las calidades son una cuestión subjetiva. Poco falta para que alguna agrupación convierta en marcha A quién le importa de Alaska y Dinarama (aunque cosas peores que esta estupenda canción se tocan tras los pasos). Y la cuestión no es solo externa, no tiene solo que ver con los Sparrow, ni con quienes quieren vaciar la Semana Santa de todo contenido religioso. El mal está dentro. Recordemos Marcos 7:14-17: “Escuchad y entended todos: nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. El que tenga oídos para oír que oiga”. Pues eso.
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