
Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Fundido ibérico
El número de personas que duermen en el aeropuerto de Barajas se ha multiplicado por 10 en la última década, siendo una realidad que actualmente hasta 500 personas duermen cada noche en las distintas terminales de dicho aeropuerto.
El hecho es tremendamente vergonzoso porque detrás de cada persona hay una historia de pobreza, marginación y desamparo que convive con una realidad cotidiana en la que miles de personas van y vienen indiferentes usando aviones para cuestiones propias de una sociedad opulenta, ya sean viajes de negocios o de placer.
Muchas de estas personas que encuentran refugio en las instalaciones del aeropuerto reciben alguna ayuda de Organizaciones No Gubernamentales y eso está bien. Pero no se debe dejar exclusivamente en manos de la sociedad el abordaje de esta problemática.
Los factores determinantes de esta situación de pobreza deben ser afrontados con políticas públicas que remuevan las bases que condicionan el sufrimiento de todas estas personas, más aún cuando las cifras se incrementan casi de manera exponencial. Las políticas públicas deben ir orientadas a la creación de empleo y asegurar salarios y viviendas dignas que permitan a las personas poder desarrollar su proyecto vital y personal.
La ausencia de políticas públicas eficaces hace que estos problemas se cronifiquen y aumenten sin parar haciendo que aflore un modelo muy estadounidense en el que cada cual es responsable de su situación y el Estado no suele intervenir. No es este el modelo propio de un país europeo ni, tampoco, coherente con políticas progresistas.
Hay que ser conscientes de que este es un problema complejo y que no todo puede solucionarse desde las acciones gubernamentales. Pero conocer la realidad de los cientos de personas que duermen en Barajas cada noche y las historias de pobreza que les acompañan, debe mover las conciencias de la sociedad y de los Gobiernos.
Es de esperar que haya respuestas para cambiar la situación y para ello, concienciar del problema y de la triste realidad que viven tantas personas cerca de nosotros, es también algo necesario. Una tarea que nos debe ocupar para contribuir a la solución.
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