Dormir en cápsulas

07 de diciembre 2024 - 03:07

Se están poniendo de moda “los hoteles cápsulas” como una nueva oferta copiada de iniciativas similares en Japón. En ciudades como Madrid ya existen lugares en los que, por un precio de alrededor de veinte euros por noche, se puede encontrar una solución barata para dormir.

Las cápsulas miden dos metros de largo, uno de ancho y uno de alto y suele haber pequeños espacios comunes en el local donde se ubican taquillas y pequeños espacios para estar, comer, desayunar o trabajo.

En ciudades como Málaga, incluso se plantea su posible uso para alquiler para vivir; y es que este fenómeno parece ser una realidad que comienza a estar cada vez más presente en ciudades grandes, lo que expresa con claridad el enorme problema que supone la crisis habitacional que atraviesa la sociedad española. Ello hace que los precios de alquiler sean prohibitivos para un importante número de personas.

Es un síntoma muy preocupante porque es una propuesta que prescinde de los requisitos mínimos para tener una vida digna. Responde exclusivamente a satisfacer la necesidad de dormir y vivir incluso en unas condiciones que yo considero inaceptables o difíciles de aceptar.

También, con la extensión de viviendas turísticas, vemos en ciudades como Granada, Málaga, Madrid y otras muchas, una oferta de lo que yo denominaría infraviviendas ubicadas en antiguos bajos comerciales que han sido utilizadas por sus propietarios para, (con una pequeña reforma), entrar en el negocio especulativo del turismo de fin de semana que nos invade en estos últimos tiempos.

Lo que está sucediendo con el precio de la vivienda es un exceso al que conviene poner freno porque, además de afectar en especial a las personas más jóvenes impidiendo que definan y desarrollen su proyecto de vida, ofertas como las de las cápsulas son claramente poco dignas en una sociedad que debiera aspirar a hacer realidad el derecho a la vivienda.

No vaya a ser que la próxima revuelta social venga dada por un hartazgo de la población general y sobre todo de las personas más jóvenes que no encuentran respuestas válidas a sus necesidades de vivienda.

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