El eje Sevilla-Málaga

Aunque siempre hay un doble foco desde el que analizar una imagen -el simbólico y el sustancial- hay fotos que escuecen sin importar desde dónde se mire. Podemos comprobarlo en tres instantáneas que nada tienen que ver: Puigdemont situando el debate del procés en el corazón de Europa, el particular Brexit que el príncipe Harry y Meghan Markle han ejecutado largándose a Canadá, y el cierre de filas de los alcaldes de Sevilla y Málaga para situar Andalucía como referente de la movilidad desde la sinergia, no compitiendo.

El político fugado catalán lleva meses ocupando casi el mismo espacio en los periódicos color salmón que en la liviana prensa rosa, la decisión de los duques de Sussex se ha convertido en trending topic eclipsando la verdadera fractura en Reino Unido y la imagen de Juan Espadas (PSOE) y Paco de la Torre (PP) estrechando las manos para organizar una especie de Foro Davos tal vez revele más del trasfondo del Gobierno del "cambio" que los propios relatos que salen de San Telmo.

Sevilla acogió hace un año la gala de los Goya -este año toma el relevo Málaga-, se ha cerrado 2019 con un duelo entre los aeropuertos por el vuelo a Nueva York y, casi a diario, se palpa el recelo histórico que ha ido marcando la política local. Porque no es ningún descubrimiento que, a pie de urna, es mucho más rentable la cultura del agravio que la lealtad institucional y porque pesa demasiado nuestro pasado de reino de taifas. ¿Pero dos alcaldes situados en las antípodas políticas son capaces de entender que gana Andalucía -incluso como contrapeso a las tensiones independentistas- si se enarbola una bandera de cooperación frente a los proyectos separatistas vasco y catalán, la irrupción de Teruel Existe o la ocurrencia de León?

A Granada siempre le ha ido bien tirando del espejo retrovisor. Aunque hablo de política, no de los hechos, y volvemos a las fotos engañosas con lecturas tan diversas como contrapuestas. Si analizamos con frialdad qué ha sucedido cuando ha hecho la guerra por su cuenta, cuando se ha enfrentado a Sevilla o a Málaga, sólo se podría levantar una patria sobre la nostalgia. Hoy, uno de los proyectos más ambiciosos para toda la región es el acelerador de partículas. Por primera vez todas las instituciones suman, callan y negocian sin focos ni micrófonos. Sin interferencias ni injerencias. Con el apoyo de Madrid y la complicidad incluso del eje Sevilla-Málaga. Si estos son los "nuevos tiempos", bienvenidos...