Érase una Navidad

érase una vez una Navidad en un país de cuento, bulo y desinformación, en el que supuestamente no había paro y todos sus habitantes tenían casa y trabajo, no pagaban impuestos, ni luz, ni agua… Y sus gobernantes se creían tan buenos y generosos que decidieron que Papá Noel ese año les trajese un líder… Pero al escribirle su carta no le pidieron un nuevo líder, que fuese empático con su pueblo, que no mintiese, que no se dirigiese a sus súbditos como si fueran tontos, y que no tuviese tan cerca la corrupción. Le pidieron que dejase al mismo líder que desde hacía ya 6 años hacía tan felices a los palmeros y subvencionados del reino, a los que incluso se dignaba a escribirles cartas desde su retiro espiritual.

Y para que Papá Noel les concediese tan importante deseo, le prometieron convertir al reino en el más próspero de todos, acabar con la propiedad privada, con los arrendadores, con los jueces, con la prensa crítica, con la fachosfera… y devolver los cuartos expoliados a la clase media con los más de 900 impuestos que les ahogaban. Adornaron las villas con luces navideñas para fomentar un ambiente de autócrata prosperidad y festejar la continuidad de su amado líder.

Pero muchos súbditos del reino no estaban tan contentos con el adorado líder y su corte, y advertían de que seguía habiendo manipulación, mentiras, corrupción, okupación, paro, inflación… y de que la descomposición de las instituciones había invadido el reino. Muchos súbditos estaban hartos, mientras otros se sentían engañados. Además, había independentistas, antisistema, corruptos, palmeros subvencionados, comunistas de pose, vividores y una amalgama heterogénea de koldos, ábalos, aldamas, titos bernis…

Todos se emplearon en propiciar un ambiente navideño nunca antes visto en el reino, con mentiras, bulos, promesas, mítines, mariscos, lingotes y prostitutas, entraban en las casas de los súbditos por sus televisiones prometiéndoles gran bienestar si Papá Noel mantenía a su líder como presente esta Navidad…

Pero Papá Noel decidió seguir su vieja tradición de traer regalos sólo a los niños y no traer presente alguno al reino supuestamente feliz. Y mientras aquél llegaba, los adivinos del reino prepararon sus conjuros para que el líder no tuviese que convocar elecciones el año próximo, ya que tenía el de corazón puro y limpio de corruptelas. Hicieron pócimas con el francomodín, santificaron al fiscal general, amnistiaron a puchi, pero los súbditos estaban tan hartos que su único deseo era olvidarse del amado líder en esta Navidad y pedirles a los reyes magos que convocase elecciones cuanto antes. En fin, sólo es un cuento de Navidad…