El euro digital ya mismo

Las autoridades de la Unión Europea (UE) se están planteando acelerar la aprobación del euro digital, ante la amenaza cada vez más real y cercana de las criptomonedas, que pueden suponer una fuente de fraude y evasión fiscal capaz de producir situaciones de caos global.

Parece que nos acercamos a una nueva era en la que el dinero físico, en papel y en moneda, va a desaparecer si no del todo, casi totalmente. Pero al menos hasta ahora, el dinero al tener el respaldo de los bancos nacionales o supranacionales (el Banco Central Europeo), ofrecía garantías de seguridad que dan tranquilidad y certidumbre a los mercados y a la ciudadanía.

En los últimos años, se han ido popularizando diversas criptomonedas que han supuesto un nuevo modelo que se desarrolla en paralelo a la economía oficial y, habitualmente, de manera opaca a las autoridades reguladoras de la economía oficial y global.

En este contexto, las posibilidades de fraude a las personas consumidoras son ya una realidad con algunas de las iniciativas de criptomoneda que se han puesto en el mercado y que en el fondo son fraudes piramidales de los que ya se han visto muchos casos.

En los desafíos de seguridad que Europa tiene que afrontar con una mayor inversión en la defensa colectiva, conviene no centrar todos los esfuerzos en lo relativo al fortalecimiento militar de la UE, puesto que los riesgos para la seguridad incluyen nuevas situaciones como los ciberataques, la paralización de los mercados bancarios, la obstrucción al funcionamiento digital de instituciones básicas como hospitales o medios de comunicación y un largo etcétera.

Protegerse frente a todos estos riesgos es una necesidad de nuestro tiempo y en este sentido, disponer de garantías sobre la moneda común es de vital importancia. Creo que merece la pena arrinconar a las criptomonedas que no se sometan a controles y me parece imprescindible disponer del euro digital cuanto antes.

Además, nos podremos beneficiar de un mayor control al fraude fiscal que es algo muy necesario ante las crecientes necesidades de nuestro sistema de bienestar, que debe ser financiado con impuestos y en cuya sostenibilidad debemos participar toda la ciudadanía en función del nivel económico de cada quien.