Un examen para olvidar

17 de julio 2024 - 03:08

Pues sí. Esta es una historia más de esta Granada a veces tan ecléctica a veces tan surrealista. La que voy a contar es una historia casi de andar por casa, de las que arranca una de aquellas quejas a las que era tan acostumbrado el conde de Romanones: ¡Qué país! Resulta que la Universidad de Granada convoca unas oposiciones para auxiliar de Archivos, Bibliotecas y Museos. Para la convocatoria anunciada son admitidos 860 aspirantes. Todos para cubrir 17 plazas. Al final 300 no se presentaron y llegaron al examen exactamente 555 examinandos. La prueba, que se celebró la semana pasada, constaba de 28 folios y 100 preguntas tipo test. Muchos de los aspirantes se habían dejado las cejas estudiando para la prueba. Algunos de ellos ya trabajaban de interinos y tenían de ocupar la plaza después del examen. Pero las preguntas tenían tela marinera. Un ejemplo: “¿En qué línea estratégica del V Plan Estratégico de REBIUN 2024-2027 se integra el área de actuación promoción de la alfabetización y la educación a lo largo de la vida, que se propone ofrecer programas de educación continua, cursos y talleres para el desarrollo de habilidades y la mejora de la alfabetización en la comunidad?” ¡Toma ya! Y así todas. “¿Cuáles son los requisitos establecidos por Tim Berners-Lee en su esquema incremental de cinco estrellas para los datos abiertos enlazados (LOD)?”. Y luego daba cinco respuestas casi todas iguales que el aspirante tenía que elegir. ¡De traca! Algunas preguntas habían sido elaboradas con trampa y malaleche y, sobre todo, estaban fuera del temario de Auxiliar de Bibliotecas, que es el que se habían estudiado los aspirantes. Les faltó preguntarles qué número de albarca utilizaba Viriato y en qué influyó en su lucha digital contra los romanos. Hubo lágrimas y cabreos de los aspirantes porque aquello estaba fuera de lo normal. Un chasco monumental después de estar estudiando muchos meses. Nadie, absolutamente nadie, se imaginaba que iba a pasar por una prueba de tal calibre. El caso es que de los 555 presentados no aprobó nadie, por lo que las 17 plazas han quedado desiertas. Ellos habían estudiado por bulerías y les salieron por peteneras. Ahora los aspirantes se preguntan qué mente tan enrevesada y malvada pudo elaborar esas preguntas. Y si no había intención de cubrir esas plazas… ¿por qué entonces ese paripé de examen? A la Universidad le toca ahora arreglar este desaguisado.

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