El lanzador de cuchillos
Martín Domingo
Superioridad femenina
Recientemente hemos sufrido una devastadora pandemia de Covid-19 que ha costado millones de vidas en todo el mundo y de cuyas secuelas, económicas, sociales y psicológicas aún no nos hemos recuperado en su totalidad. Pero hay otra pandemia, creciente en este siglo, silenciosa y muy ligada al estilo de vida del mundo occidental; es la Obesidad. La OMS ya dejó bien claro que esta es una enfermedad crónica, asociada a otras enfermedades, como la diabetes, la hipertensión arterial, las patologías cardiovasculares y algunos tipos de cáncer, y en claro ascenso en los países desarrollados. Las cifras son escalofriantes: desde 1975, la obesidad se ha triplicado en todo el mundo. En 2020, más de 2.600 millones de adultos tenían sobrepeso. El Atlas mundial de la obesidad 2023 predice que más de 4.000 millones de personas en el mundo, el 51% de la población global, sufrirán sobrepeso y obesidad en 2035. Preocupa además la cifra de obesidad Infantil que aumenta a gran velocidad, hasta tal punto de que la predicción es que casi 400 millones de niños vivirán con obesidad en 2035, a no ser que se tomen medidas urgentes y eficaces para remediarlo. Y es que, independientemente de una base genética, para el desarrollo de esta enfermedad, que indudablemente existe, la obesidad y el sobrepeso pueden prevenirse con cambios en el estilo de vida, promoviendo por parte de las instituciones gubernamentales y de las propias familias la actividad física y una dieta saludable desde la infancia, fomentando el consumo de fruta y verdura y limitando el de alimentos ultra procesados, ricos en grasa, así como el alcohol y el tabaco. Para los que ya padecen esta patología, se abre un futuro realmente prometedor, dado que, al margen de la cirugía bariátrica, el desarrollo de varios fármacos que actúan sobre el vaciamiento gástrico, el apetito y la movilización de la grasa corporal, en manos de profesionales expertos en esta enfermedad, aportan suficientes argumentos para el tratamiento y control del sobrepeso, así como para el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades asociadas a él. Los que nos dedicamos al tratamiento de la obesidad sabemos que estos fármacos y otros futuros que están en desarrollo suponen ya un cambio en el paradigma del abordaje terapéutico de esta enfermedad. Ahora pedimos financiación pública, al menos parcial de estos medicamentos, considerando la cronicidad y el impacto que esta enfermedad tiene en la población.
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