Granada no es ciudad para jóvenes

14 de marzo 2025 - 03:07

Aunque por la enorme presencia de jóvenes en sus aulas, sus calles o sus lugares de ocio, pueda parecer lo contrario, Granada, la joya universitaria de Andalucía, se ha convertido en un lugar prohibitivo para quienes desean iniciar un proyecto de vida.

Adquirir una vivienda en esta ciudad no solo es complicado, sino que roza lo imposible para los jóvenes con sueldos precarios. La ecuación es demoledora: sueldos bajos, alquileres desorbitados y precios de compra que exigen los ingresos familiares de siete años para acceder a una vivienda. ¿Cómo pueden los jóvenes asentarse en una ciudad que los expulsa económicamente?

Los datos hablan por sí solos: Granada está entre las ciudades más caras de España en relación con la renta media de sus habitantes. El acceso a la vivienda ha pasado de ser una aspiración razonable a un desafío insalvable.

Con unos ingresos muy limitados, los jóvenes se encuentran atrapados entre la imposibilidad de pagar un alquiler digno y la utopía de acceder a una hipoteca.

El precio de la vivienda sigue subiendo, impulsado por la especulación, la presión del turismo y la falta de políticas efectivas que regulen el acceso a un derecho fundamental. Mientras tanto, los sueldos, especialmente los de los menores de 35 años, permanecen estancados en niveles de subsistencia. La consecuencia es clara: Granada se vacía de jóvenes que no pueden permitirse vivir en ella, condenándolos a la precariedad o al éxodo.

La paradoja de Granada es brutal. Se vende como una ciudad vibrante, joven y llena de oportunidades, gracias a su universidad y su vida cultural. Sin embargo, la realidad es que esas oportunidades se ven frustradas por un mercado inmobiliario que convierte la vivienda en un lujo en lugar de una necesidad accesible.

Los estudiantes, futuros profesionales de la ciudad, acaban siendo carne de cañón para alquileres abusivos que devoran sus ingresos. Cuando intentan asentarse y proyectar su vida en Granada, se encuentran con un muro infranqueable: la imposibilidad de pagar una vivienda con sueldos que apenas cubren lo básico.

Granada necesita medidas urgentes que reviertan esta situación. Regular el precio de los alquileres, fomentar vivienda pública y garantizar condiciones salariales dignas son pasos esenciales para evitar que la ciudad se convierta en un lugar invivible para quienes desean echar raíces.

Si no se actúa pronto, Granada corre el riesgo de perder su esencia. Una ciudad que expulsa a sus jóvenes es una ciudad condenada al envejecimiento y la desigualdad. Y si la vivienda sigue siendo un privilegio en lugar de un derecho, el sueño de vivir en Granada será solo eso: un sueño inalcanzable.

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