
Los nuevos tiempos
César De Requesens
Nieve iluminada
Paco Cuenca trajo a la ciudad los Goya y Marifrán Carazo lo gestionó con brillantez. Buena colaboración forzada por el votante con resultado de hacer caja. Una buena idea con mérito repartido con un aplauso y un gracias.
Buena moraleja de todo lo vivido en este fin de semana es que todos ganamos con la lealtad institucional y la suma de esfuerzos que esta vez se han producido. No era tan difícil.
Pero sigue faltando traducir las palabras a realidades. Lo de ‘capitalidad cultural’ es un bonito objetivo a alcanzar muy lejos de algo ya consolidado. Y aunque queda margen, dotar de verdaderas infraestructuras a toda una ciudad que se pretende ya como ‘capital de la cultura’ es algo que se toma mucho tiempo y que debía estar en las agendas de los políticos desde hace décadas, sin improvisaciones.
La industria del cine vino en pleno a la ciudad y dejó clara la carencia de ‘industria cultural’ en una ciudad con más encanto que realidades. Los viajeros románticos decimonónicos venían aquí para quedar embelesados, inspirarse y luego contarlo de lejos pero no se quedaban entre nosotros a desarrollarse como artistas porque no había donde hacerlo. Seguimos así, sin cauces donde dar un suelo al talento que aquí brota a borbotones según se vio.
Queda emigrar. Miguel Ríos se habría muerto de pena en Granada en sus trabajo en un bar o de vendedor de discos si no hubiera emigrado a Madrid y a la gloria. Nuestro ‘príncipe de los poetas’, Luis García Montero, está bien colocado en el instituto Cervantes en Madrid. En Granada acabó harto de pleitos. Y así, suma y sigue.
La cultura aquí es sinónimo de carencia. No tenemos un museo arqueológico digno; ni uno de la ciudad; ni teatro de la ópera; ni un teatro mismo con programación potable; la ciudad queda al margen de los grandes circuitos de conciertos y presentaciones de libros. A Granada solo vienen turistas a pasar el día.
En los Goya se vio el evidente potencial de Granada pero no el acto. Enferma de localismo y falta de presupuesto, la cultura local huele a aroma ‘semanasantero’ y suena a debates sin aflorar novedad y futuro.
En la gala de Granada alguien arengó enfervorizado un “¡vamos Granada!” para seguir en el camino correcto. Y sí, hay que seguir por ahí. Con ilusión, colaboración y la chequera en la otra mano. Pinta bien. Enhorabuena.
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