
Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Fundido ibérico
Este invierno, al igual que otros, nada más aparecer el frío, vuelve lo que en el sistema sanitario conocemos como periodo de alta frecuentación. En este, coincidente con los meses de diciembre, enero, febrero y marzo, los virus respiratorios campan por sus anchas y la salud de la población frágil, anciana y pluripatológica se ve seriamente afectada, disparándose el número de ingresos en el hospital. Este año además la Covid-19, se ha visto claramente desplazada por la gripe y el virus respiratorio sincitial (VRS). Estos últimos se propagaron rápidamente debido a su alta tasa de contagio y a la movilidad global e interacción social provocadas por las recientes fiestas navideñas. En la segunda semana de enero de este año, la tasa de infecciones respiratorias agudas ha aumentado a 805,9 casos por cada 100.000 habitantes, en relación con los 639,8 casos de la semana anterior. En cuanto a la tasa de hospitalización, se sitúa en torno a los 24 casos por 100.000 habitantes. Si nos referimos a los test diagnósticos en los hospitales el porcentaje de positividad es de 27% para gripe, 2,5% para SARS-CoV-2 y 16,1% para VRS. A medida que las cifras de contagios, y hospitalizaciones aumentan en nuestros hospitales, los directivos, jefes de servicio y cargos intermedios de Medicina interna y Neumología se afanan para intentar encontrar camas hábiles, personal médico y de enfermería, y para organizar las altas de forma más precoz, liberando así espacio para nuevos ingresos; al tiempo que “rezan” para que el “pico de la epidemia” llegue sin que ocasionar el colapso de Urgencias y de las plantas de hospitalización, que conllevaría tener que suspender cirugías programadas o consultas externas. Vuelve de nuevo el ritmo de las infecciones respiratorias previo a la pandemia de SARS-COV-2, con un nuevo invitado como es el VRS, que no solo afecta gravemente a la población infantil de 1 a 5 años, sino que también estamos aislando en ancianos y personas con patología respiratoria crónica. Quizás es inevitable esta eclosión invernal cíclica de los virus respiratorios, pero del pasado más reciente, creo que habría que aprender. Y rescatar el uso de las mascarillas en los lugares concurridos, como medios de transporte o reuniones multitudinarias, además de en centros sanitarios; y conseguir una mayor concienciación de la población, sobre la higiene de manos y sobre la vacunación, consiguiendo mayores tasas de esta contra la gripe que en la actualidad.
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