Heráldica poliamorosa

02 de diciembre 2024 - 03:09

El mal uso que suele hacerse de términos tan nobles como ciudadanía, la gente, el pueblo soberano, etc., me lleva a sustituirlos por una expresión menos manoseada, el cuerpo social, para referirme a la multitud de españoles apuntados al ‘relato’ del lujo y el glamour. Mi joven carnicera, que se pasa todo el día despiezando con precisión quirúrgica lomos de cerdo y entrecots de ternera, nos comenta que ella los fines de semana ‘se da el homenaje’ de alojarse en el hotel La Bobadilla, precisamente, en la habitación en la que otrora desfogara todo un rey su ardor guerrero. Me la imagino enamorada del retrato de la reina Letizia, y soñando con que la fotógrafa Annie Leibovitz dé lustre con su cámara (previa rebaja de los 68.500 euros que ha costado la fotico de la reina), a la mediocridad plebeya y omnívora de su vida diaria. Nos cuenta que hubiera preferido que la fotógrafa estadounidense retratara a los monarcas cogidos de la mano. Un jubilado pretencioso le informa de que los dípticos resultan mucho más aristocráticos que cualquier foto de familia. Y que eso de ir de la mano se queda para las parejas de boomers que, estoicamente, pasean apalancados en verano bajo un sol de justicia. Los reyes, pontifica el cursilón, no se pueden permitir esas licencias románticas. Interviene entonces desde la cola ‘une chique’ de género fluido para denunciar la trampa patriarcal que supone aceptar que las relaciones solo pueden gestionarse a través de la pareja tradicional formada por un hombre y una mujer heterobásic@s. Y que resulta lit que los reyes no aparezcan amartelados, y que ‘elle’ lo ve como un un avance de género. Que, en algún momento, la institución monárquica, tan maleable, tendrá que plantearse (si no lo ha hecho ya) el poliamor, y que el primer paso ya está dado gracias a Leibovitz que los ha retratado ‘separtaos’ y volanderos. La prueba de ADN permitiría a la corona participar en relaciones abiertas, certificando qué vástagos de su grupo poliamoroso tienen derecho al trono. La campechanía borbónica podrá así elegir entre, por ejemplo, el poliamor jerárquico, la anarquía relacional, una relación en V, o decantarse por la polisortería’. Toda esta apertura sexual se la deberemos, en parte, a los inspiradores y transgresores retratos de SS.MM. que se exhiben en el Banco de España.

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