La izquierda de pedo, caca, culo y kiki

La ciudad y los días

13 de septiembre 2024 - 03:08

El debate político español no se da entre Feijoo y Sánchez, el ejecutivo y el legislativo, Sánchez y sus compañeros de Gobierno y apoyos, Feijoo y Ayuso, Sánchez y García-Page o ERC y Junts. Tampoco se da en el Parlamento, por aquello de “con o sin concurso del poder Legislativo”. Se da en el prime time televisivo entre El hormiguero y La revuelta, entre Motos y Broncano. La ideología se cuela mejor a través de los formatos de entretenimiento que de los discursos explícitos. El cine español franquista privilegió la comedia y el pelucón histórico para distraer y legitimar al régimen vinculándolo a pasados esplendores. Mejor Deliciosamente tontos o Alba de América que Raza. Nada nuevo.

Lo grave es que La revuelta la emite TVE en competencia con una cadena privada. Con mayor o menor descaro las televisiones públicas se usan como propaganda de quienes en cada momento gobiernan. Para que la propaganda sea eficaz se necesitan audiencias. Y para obtenerlas se compite a la baja con las comerciales. A Sánchez y a TVE no le bastaban las trompas, liras, timbales y petaladas de La noche en 24 horas –lo más parecido a la canción de Miles Gloriosus de Golfus de Roma: “Ved ese perfil, ved sus magníficos músculos, admirado al guerrear, de ingenio sin igual”– para hacer menosprecio de oposición y alabanza del líder. Necesitaban un pelotazo en prime time que hiciera pupa a El hormiguero, ya que con el liderazgo informativo de Vicente Vallés no pueden.

Dicen los estudios de audiencia que la franja de edad en la que Broncano ha triunfado se sitúa entre los 20 y los 40 años, y que a partir de los 65 deja de ser relevante. Puede ser por el conservadurismo que el tópico asocia a la edad. Pero también porque los nacidos entre 1984 y 2004 no conocieron la movida, ni el PSOE socialdemócrata, ni el PC eurocomunista, y los mayores de 65 años sí. Y quizás sea más difícil engañarlos con la papeleta de voto o el mando a distancia en la mano. A quienes vivieron las películas del primer Almodóvar y la TVE de Paloma Chamorro, Fernando García Tola y Carmen Maura, las inocentes gamberradas de caca, culo, pedo, kiki y cuenta corriente de Broncano les debe parecer Herta Frankel y la perrita Marilin. Nunca la televisión pública ha reflejado mejor la evolución política de nuestro país: de González a Sánchez, del PCE a Sumar y de Chamorro a Broncano.

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