Érase una vez
Agustín Martínez
Presupuestos?‘destroyer’ para Granada
La placidez en que han transcurrido los seis años de gobierno de Bonilla parece que ha llegado a su fin y solo esta semana hemos tenido, o vamos a tener, movilizaciones en protesta por el gravísimo deterioro de la sanidad pública, por el desastre criminal en la gestión de la dependencia y por el caos en la educación, desde el nivel de infantil hasta el universitario.
Gran parte de los andaluces se ha hartado de las sonrisas y palabras vacías de Juanma y comienza a darse cuenta de que detrás de esa fachada se esconde la decidida intención de acabar con lo público, en beneficio de lo privado.
Solo así se puede explicar la multimillonaria derivación de fondos públicos a la sanidad privada; la escandalosa paralización de la dependencia que provoca que cada día mueran 25 andaluces, tres de ellos granadinos, sin que la Junta se haya dignado en evaluarlos; la privatización de la FP superior, de la mismísima enseñanza universitaria, con la aprobación de cinco chiringuitos privados que los rectores andaluces rechazan que puedan considerarse como universidades; la devolución de 150 millones de euros al Gobierno destinados a la gratuidad de la enseñanza de 0 a 3 años, el descarado favor a la enseñanza concertada en detrimento de la pública; o la sospechosísima incapacidad para distribuir los más de sesenta millones que el gobierno central envió a Andalucía para el bono de alquiler joven.
No deberíamos caer en la simplificación de imputar semejante despropósito de gestión a la torpeza, porque si solo fueran torpes la cosa tendría fácil solución, lo verdaderamente peligroso es llegar a la conclusión de que todo el caos anteriormente mencionado es absolutamente intencionado y parte de una premisa básica: deteriorar los servicios públicos hasta su colapso, para que de esta forma el ciudadano no tenga más remedio que acudir a lo privado, cuyos principales beneficiarios suelen coincidir, casi milimétricamente, con la “filosofía” económica y social de quienes promueven este estado de cosas. La prueba del algodón es el escándalo de los informes de la Intervención advirtiendo que el 100% de los contratos del SAS en 2021 se hicieron en fraude de ley.
No es de extrañar que en lo que va de 2024, Juanma Moreno y su gobierno hayan sufrido un auténtico desplome en su valoración. El PP andaluz ha perdido once puntos en intención directa de voto, 7,4 puntos en simpatía y el 14% de su valoración, solo en nueve meses, en los que la percepción de que el PP es el partido adecuado para resolver los problemas de Andalucía ha caído 11,4 puntos... Mucho ojito, porque aunque el CIS de Juanma le siga otorgando una cómoda mayoría, parece que empiezan a pintar bastos.
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