Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
El reciente debate preelectoral entre Kamala Harris y Donald Trump ha generado una enorme expectación en el ámbito internacional por la trascendencia que tienen las próximas elecciones a la Presidencia de EEUU y, también, por la incorporación a la carrera presidencial de esta mujer en sustitución (forzada) del actual Presidente Biden.
Hay una impresión generalizada de que el debate fue favorable a Kamala Harris y, como consecuencia, se abre una etapa de optimismo en relación a las posibilidades de que ella pueda ser la primera mujer que alcance la Presidencia de EEUU.
Kamala Harris reúne unas características muy interesantes para movilizar el voto progresista y poder alcanzar la Presidencia; ella es una mujer preparada y muy sensible al impulso de los derechos sociales y la justicia social. Tiene la experiencia política necesaria con una trayectoria solvente (ha sido y es aún Vicepresidenta) y conoce el ámbito del sistema judicial que es un aspecto de enorme trascendencia.
Su compromiso con las necesidades de las mujeres, las minorías étnicas y su apuesta por la lucha por la igualdad, puede sintonizar con la mayor parte de la sociedad estadounidense en un momento en el que se hacen necesarias políticas públicas progresistas al tiempo que disponer de responsables públicos solventes en sus convicciones, sus conocimientos y sus capacidades.
Frente a su candidatura, la de Donald Trump representa un perfil de político populista, sin la necesaria preparación y proclive a usar los bulos y las mentiras sin límite alguno. Sus políticas serían un enorme retroceso en el campo de los derechos sociales y pondrían en riesgo el necesario papel que de manera preponderante deben ejercer las democracias fuertes en la actualidad.
Kamala es optimismo y por mi parte tiene todo mi apoyo incondicional porque creo en las políticas progresistas y porque su llegada a la carrera electoral supone un soplo de aire fresco, que genera la expectativa de poder abrir un tiempo nuevo en EEUU y en buena parte del resto del mundo, a partir de las elecciones de noviembre. Ojalá sea así.
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