La esquina
José Aguilar
¿Tiene pruebas Aldama?
En estos días de vacaciones, además de ir a la playa, al chiringuito y descansar, también podemos relajarnos leyendo un buen libro, aunque el que les aconsejo quizás no les relaje mucho, a la vista del panorama político nacional.
Y es que en este mundo woke en el que vivimos, La dictadura de la minoría, de los profesores de Harvard Levitsky y Ziblatt -autores también de Cómo mueren las democracias- podría ser una buena lectura este verano para quienes quieran profundizar en la deriva autoritaria que toman determinados partidos políticos, que les lleva a actuar contra la democracia sin pudor alguno.
A la vista de las últimas experiencias que estamos viviendo en España y otros países, podemos afirmar que las democracias ya no terminan con una revolución o un golpe militar, sino que agonizan y desaparecen lentamente, con el progresivo debilitamiento de las instituciones que conforman sus pilares, y la erosión del ordenamiento jurídico, el Poder Judicial, la libertad de expresión y la prensa libre.
Ejemplos recientes de esa dictadura de las minorías los tenemos en cantidad, véanse los 7 votos chantajistas de Puigdemont, que están poniendo en jaque continuamente nuestro sistema jurídico y constitucional, o la llave de la caja de ERC, y todo a cambio de que un solo hombre se beneficie, aunque se perjudique a 48 millones. Y es que por 550 votos de ERC -votaron 6.244 militantes y el apoyo a Illa fue por la mínima: 53,5% (3.397), mientras el 44,8% (2.847) dijo no-, se impone a toda España, no sólo una España federal que nadie ha pedido, sino también un inconstitucional cupo catalán, con un modelo fiscal a la carta para Cataluña, más la recaudación de los principales impuestos, incluido claro está, el IRPF, destruyéndose de un plumazo, y sin pasar por referéndum alguno ni por una reforma constitucional, el sistema financiero solidario que consagra nuestra Constitución, y el modelo autonómico, para imponernos, sin que nadie consulte al pueblo soberano, unos territorios absolutamente privilegiados y otros más pobres, y un Estado federal, pulverizando de facto los pilares de nuestro Estado de Derecho.
Y esto es sólo el aperitivo, después vendrán, como ya ha anunciado la minoría independentista catalana que de facto nos gobierna, el referéndum de independencia y la independencia de Cataluña, que además no quiere la mayoría de los catalanes.
Lo peor es que esta destrucción de la democracia se hace desde dentro de la democracia, utilizando, a sabiendas, sus propios mecanismos para destruirla, siendo muchos los cómplices/partícipes sólo para preservar puestos y prebendas. La amnistía y la llave de la caja son sólo el principio…
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