Luego, pasa lo que pasa

15 de diciembre 2024 - 03:11

Alonso Quijano, en su alter ego, le recomendaba a su fiel escudero Sancho que no abusara de los refranes o dichos populares, aunque lo cierto es que esa sabiduría condensada en pocas palabras y transmitida por muchos años suelen reflejar muy bien lo que acontece en la vida diaria. Es por ello que uso, aunque no sea un refrán, una expresión muy popular para titular este penúltimo Cajón del año, ese año que nos auguraban como decisivo y lleno de temores y posibles catástrofes. Tan terrible podía ser que en mi último cajón del 2023, esto es una autocita, escribía “des-deseos para 2024”.

En verdad que pocos de mis des-deseos se han cumplido. Pedí que Trump no ganara las elecciones y las ganó, pedí que de algún modo Europa apostara por más apoyo a Ucrania y lo que parece es que Rusia sigue vendiendo gas bajo cuerda. Y en lo local pedí que de algún modo se parara la fiebre de consumo de estas fecha y lo cierto es que Granada, y yo diría qué ciudad no, se empeña en anunciar las navidades cada vez más pronto. A resultas que acaba el verano, empieza el colegio en septiembre y ya parece que hay que comprar y comprar y comprar para el Black Friday, Nochebuena y Reyes. Y andar por la ciudad en estas fechas es darse de codazos, empujones y apretujarse en el metro para ir al centro comercial. Y luego pasa lo que pasa, por ejemplo, océanos llenos de plásticos.

Sigamos con esta fiesta de producción y de crecimiento, sigamos calentando el planeta y luego nos quejaremos de que en noviembre andemos en manga corta o que en septiembre u octubre nos diluvie y acontezcan desgracias como las inundaciones de Valencia. Y si los responsables políticos no hacen caso de las advertencias previas o, aún peor, ni siquiera saben gestionar o movilizar los medios de los que disponen, entenderán ustedes que es lógico que pase lo que pasa. A saber, desconfianza en el sistema, incredulidad ante cualquier promesa, crecimiento de los salvadores de patrias. No miren a Estados Unidos ni a Italia, ni a Francia ni a Hungría. Miren ustedes la foto del presidente Sánchez (Ave Pedro, número uno, puto amo) y de todos los presidentes autonómicos que tardan tres años en reunirse de nuevo para no tomar ninguna decisión, sonreír para la foto y, supongo, desearse felices fiestas. Pues eso, que luego acontece lo que acontece. Feliz solsticio de invierno. Vale.

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