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José Aguilar
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Viajar es una actividad arriesgada. En Venezuela han detenido a dos turistas bilbaínos acusados de ser espías españoles del CNI, a las órdenes de la CIA, que querían desestabilizar al régimen de Nicolás Maduro e incluso procurar la muerte del dictador. El presidente venezolano se defiende tomando rehenes. En el Congreso, PNV y Coalición Canaria se sumaron a la oposición para votar junto a PP, Vox y UPN una proposición que instaba al Gobierno español a reconocer a Edmundo González como presidente electo.
La captura de los espías se conoció después de que la ministra de Defensa y responsable del CNI calificase al régimen venezolano como dictadura. La represalia contra el PNV y la ministra parece de polichinela, pero hay dos españoles arrestados en espera de un canje. Una táctica que ya utilizó el dictador ruso Putin, amigo de Maduro. En Rusia detuvieron en 2023 al corresponsal del Wall Street Journal, le condenaron a 16 años de prisión por espionaje y lograron canjearlo por un sicario de la antigua KGB, encarcelado en Alemania por asesinar a un opositor ruso en Berlín.
Un canje fue lo que la vicepresidenta Delcy Rodríguez y su hermano Jorge, presidente de la Asamblea Nacional, propusieron a Edmundo González en la residencia del embajador español en Caracas para dejarlo salir del país: que firmara un escrito en el que reconocía a Maduro ganador de las elecciones. Sorprende el papel de la diplomacia española, anfitriona de González, y extraña que una vez en Madrid no hiciera público él mismo el chantaje. Pero el PP no pone límite a su sobreactuación. González Pons acusa al Gobierno de participar en un golpe de estado en Venezuela. Y el PPE ha votado en el Parlamento Europeo junto a la extrema derecha el reconocimiento de Edmundo como vencedor, ignorando a socialdemócratas, liberales y verdes. No hay prisioneros en la guerra PP-PSOE.
Las dictaduras no son señaladas en otros lugares. Los presidentes de la Junta y del Gobierno acaban de visitar China y no han dicho ni mu sobre la mayor dictadura del planeta. Allí Sánchez hizo de Sánchez: cambió de opinión sobre los aranceles a los coches eléctricos chinos. Y Moreno hizo de Moreno; mucha propaganda y cordialidad: “Entusiasmo, hospitalidad, entendimiento”. Entendimiento, intercambio y cooperación fueron los ejes del memorándum que Cospedal firmó en abril de 2013 en Pekín con el Partido Comunista Chino en el que el PP se comprometía a no entrometerse en los asuntos internos del país.
Discriminar dictaduras en función de su tamaño es una actividad arriesgada.
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