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LA 'vanesa de los cardos' o 'cardera' (Vanessa cardui) es una especie de mariposa diurna de la familia de los ninfálidos. Es uno de los lepidópteros con mayor distribución geográfica, encontrándose en todos los continentes a excepción de América del Sur y los polos. Puede vivir en cualquier zona templada, incluyendo las montañas en los trópicos, sin embargo, sólo es residente en áreas cálidas. La 'cardera' es uno de los animales con mayor capacidad migratoria y puede ser observada por toda la superficie de Sierra Nevada con relativa asiduidad. Estudios recientes han confirmado que en su largo viaje migratorio de ida y vuelta entre África y Europa, alcanzando una velocidad de entre 40 y 50 Km/h., pueden llegar a recorrer hasta 14.000 kilómetros, el doble de lo que viajan las famosas mariposas monarca entre Canadá y México.
La 'cardera' es una mariposa de tamaño medio-grande que tiene el cuerpo peludo; su aspecto es inconfundible por el color de fondo de las alas anaranjado rosado, con el ápice negro salpicado de manchas blancas en el ala anterior y el ala posterior con base negra y pilosa y unos característicos lunares negros en la zona marginal. El reverso de las alas es menos llamativo con un diseño abigarrado de tonos ocres y pardos donde destacan unos ocelos premarginales de desigual tamaño.
Vanessa cardui es una de las grandes migradoras de la fauna ibérica y europea. Los ejemplares que llegan a Sierra Nevada proceden del norte de África; aquí se reproducen y las mariposas nacidas continúan su viaje hacia el norte. Las densidades de población varían de unos años a otros, dependiendo de los flujos migratorios procedentes de los territorios de cría norteafricanos. En ocasiones, como en 2009, estas migraciones pueden ser realmente espectaculares.
El periplo de esta especie se inicia a principios de primavera y culmina en otoño. El viaje de ida se realiza en dos etapas. En la primera colonizan amplias regiones de la cuenca mediterránea, y en la segunda, de carácter estival, la descendencia de esta primera oleada se expande por las tierras del centro y del norte de Europa, donde permanece mientras duran las buenas condiciones meteorológicas.
A finales de verano y durante el otoño, unas nuevas generaciones inician el camino de regreso a África, hasta las fértiles tierras del Sahel, que tras la época de lluvias se constituyen en lugares idóneos para la reproducción de la especie. Finalmente, más avanzado el invierno, se concentrarán sobre todo en las Islas Canarias y al sur del Magreb antes de iniciar un nuevo ciclo migratorio. Para poder completar el ciclo son necesarias seis generaciones de mariposas.
La explicación de la enorme proeza de estos seres aparentemente frágiles, con apenas un gramo de peso, aunque de potente vuelo, no ha sido conocida hasta muy recientemente cuando diversos grupos de investigadores con la ayuda de sofisticados radares y miles de voluntarios de toda Europa han descifrado el enigma del retorno hacia el sur de estas mariposas. En su largo viaje -que puede empezar en Noruega o Islandia y terminar en África occidental-, minimizan el esfuerzo 'cabalgando' por las alturas (a unos 200 o 500 metros de altitud, a veces incluso por encima de los 1.000 metros), a lomos de corrientes de aire atmosférico, que les permiten alcanzar una velocidad de 40-50 Km/h. En total pueden llegar a recorrer hasta 14.000 kilómetros, el doble de lo que viajan las famosas mariposas monarca entre Canadá, EEUU y México.
Este viaje 'oculto' en las alturas, ha hecho que hasta ahora no se conociera completamente el ciclo y supusiera una incógnita qué ocurría con estas mariposas al final del verano. Estos hallazgos desmontan la teoría conocida como la 'hipótesis del flautista', basada en que sólo se conocía el viaje de ida de estas mariposas y que indicaba que las vanesas de los cardos emigraban cada año hacia el norte con la esperanza de encontrar 'la tierra prometida' y de repente, ante la llegada de los vientos invernales, morían.
En Sierra Nevada también vive otra especie del mismo género, Vanessa atalanta, la vanesa o almirante rojo, también conocida popularmente como Atalanta.
La Atalanta es muy bonita e inconfundible. En las alas anteriores tiene un color negro brillante con una banda roja continua y manchas blancas en la zona apical. Las alas posteriores, también negras presentan una mancha marginal roja con una línea de puntos negros, acabando en dos lúnulas azules. El reverso de las alas anteriores es similar al anverso, mientras que las alas posteriores presentan un aspecto abigarrado de tonos marrones y negro que le proporcionan un aspecto críptico.
En Sierra Nevada presenta habitualmente dos generaciones: abril-junio y julio-septiembre, aunque el adulto se puede ver a lo largo de todo el año puesto que es la fase invernante.
Vive en prados, claros de bosques y matorral e incluso en los jardines urbanos o alrededor de cortijos y huertos, en los que aparecen con frecuencia sus plantas nutricias (ortigas, parietarias, Helichrysum spp.). Es una especie con gran capacidad de dispersión que puede desplazarse a grandes distancias.
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