Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
Agosto es un buen momento para reflexionar sobre la masificación turística que caracteriza este fenómeno global y que afecta a numerosas ciudades españolas y del resto del mundo; lamentablemente, ya podemos encontrar masificación turística en muchos lugares en cualquier época del año.
Aunque en Granada, Andalucía y otros lugares de España el turismo es una fuente de ingresos principal, parece evidente que la mala planificación y la agonía porque venga más y más gente va a hacer (lo está haciendo ya) que esta situación sea insoportable para los habitantes de las ciudades y para los propios turistas.
Los servicios públicos resultan muchas veces insuficientes para dar respuesta a las necesidades que este turismo masivo genera. Mi impresión es que está cambiando algo, lo que podría indicar que el modelo actual de turismo se podría estar agotando porque poco a poco los problemas se están generalizando.
Y es que así, éste podría haberse constituido ya en un modelo insostenible que ni busca la calidad, ni la diferenciación, arrasa con la cultura y las costumbres de los lugares que se supone que es lo que se busca al viajar y suele pasar que, al final, uno encuentra lo mismo en todas partes y nada es auténtico.
Además, resulta muy evidente que las temporadas de gran afluencia turística son periodos en los que la especulación de los precios es tan evidente, que muchas personas se sienten mal al ver que los precios son un claro abuso para los turistas, pero también para los habitantes de las ciudades que encuentran dificultades para acceder a la vivienda, para desplazarse o para disfrutar de su ocio.
Ya hay lugares como Santorini, donde el alcalde ha pedido a sus vecinos y vecinas que mejor no salgan de su casa y esto pasa siempre, sea en los meses de verano, sean Navidad, Semana Santa u otros periodos.
Así que esto de las vacaciones y esto de hacer turismo se está convirtiendo en algo cada vez menos agradable que, además, está cambiando nuestras ciudades para mal hasta el punto que como se dice popularmente, vamos a morir de éxito. Claro, será así si no se hace nada por evitarlo.
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