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Cualquier día es bueno para descubrir a personas que nos inspiran. Incluso en la ofrenda a la Virgen de las Angustias del domingo, donde uno está acompañando más a su devota madre que asistiendo por deseo propio, puede que la sorpresa te asalte.
Así fue que tuve la fortuna de conocer a todo un tenor, Miguel Machado, quien en tan solo tres años se está haciendo un lugar propio en la escena lírica local y, de aquí en nada, seguro que en la nacional e internacional. Al tiempo.
Miguel tiene además de buena voz un mejor humor que le lleva a hacerse llamar ‘tenorista’, por lo de humorista. Es que, dice, le gusta que la gente se sienta bien y sonría con él delante. Y lo consigue.
La ofrenda floral seguía de fondo y un coro rociero con más fervor que buen oído ponía el piadoso hilo musical, mientras Miguel y su padre me relataban las dificultades que un apasionado del ‘belle canto’, que además es invidente, puede tener en Granada en un camino que no es de rosas, habida cuenta de lo cerrado circuitos que se gasta lo local. Pero Miguel, con su bastón en ristre y su empuje de joven promesa, le pone entusiasmo y oficio, ese que perfecciona con profesores y práctica, con actuaciones todavía gratuitas (al artista se le asimila aún en Granada al diletante, de ahí que cueste pagarles) en ese exiguo circuito local de una provincia con tanto talento como pocas oportunidades para realizar una profesión con dignidad laboral.
La carencia de un teatro de ópera nos deja en la tercera división cultural. Pero algunos no se desaniman. Ya le han descubierto los de Canal Sur por ejemplo, porque la similitud de su perfil profesional con un Andrea Bocelli es más que evidente.
Miguel perseverará, seguro, pues además cuenta con un equipo/familia tan encantador como animoso con la pasión de un hijo que ha hecho de la carencia virtud, muy lejos del conformismo juvenil imperante.
Conocer a Miguel te deja con la duda de dónde está la fe verdadera, si en la resignada aceptación de los males o en la lucha por ser aquello que el buen Dios nos dejó inscrito en el fondo del alma y que hemos venido a este mundo a sacar a la luz. Con esfuerzo y lucha, claro, sin pisar al prójimo y buscando fuerzas de esa flaqueza que podemos transformar en fortaleza, como Miguel, ese ‘tenorista’ de la Carrera de las Angustias que lanza frases como: “La mayor suerte es ver la suerte que tienes”.
Pues eso. Qué suerte conocer a tan entrañable tenor.
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