Postrimerías
Ignacio F. Garmendia
Todo lo que era sagrado
No sé si ustedes han reparado en las consecuencias para Granada de ese nuevo ‘Bienvenido mister Marshall’ en que parece haberse convertido la terminal Alhambra para acoger megacruceros en el Puerto de Motril. Presentada con el entusiasmo de las alcaldesas de Granada y Motril y de las fuerzas vivas económicas y turísticas de la provincia, nadie del establishment granaíno se ha tomado la molestia de explicarnos en qué se puede traducir la llegada a Motril, un día sí y otro también de megacruceros con cuatro o cinco mil pasajeros.
Por sus dimensiones, la Terminal Alhambra, tendrá capacidad para recibir a en torno a 20.000 cruceristas en un solo día, que en su inmensa mayoría tendrán la prioridad de visitar la Alhambra y acudir a los miradores del Albaycin. Cruceristas que viajan en régimen de pensión completa, y que en Granada no desayunarán, apenas almorzarán, comprarán, o cenerán.
Solo un crucero como el MSC Virtuosa, con más de seis mil personas a bordo, necesitaría más de 110 autobuses para desplazar a sus cruceristas a Granada. Un par de ellos traerían al Albaicín más doble de excursionistas que habitantes tiene el barrio, con el agravante de que todos llegarán y se irán a las mismas horas.
Y mucho ojito con La Alhambra. El monumento dispone de 8.400 entradas al día y es la principal razón de que vengan a Granda más 3’5 millones de turistas al año. El 95% de los días, está la Alhambra completa y la venta de entradas es telemática; se adquieren de media actualmente en torno a 30 días antes de la llagada del turista. El portal web de venta de la Alhambra permite adquirir entradas nominativas con hasta 12 meses de antelación a su visita. La temporada alta de megacruceros es de abril a octubre aproximadamente y los cruceros se reservan de media con 8 meses de antelación. Si tenemos en cuenta que el principal negocio de las empresas de cruceros son las excursiones, la visita a la Alhambra será la excursión estrella del circuito por el Mediterráneo y las navieras adquirirán de forma on line la gran mayoría de las entradas de la Alhambra para sus cruceristas, lo que se traducirá en que pueden copar gran parte de esas entradas, dejando sin ellas a los visitantes tradicionales que sí pernoctan, comen, cenan y compran en la ciudad.
Teniendo en cuenta que el gasto por crucerista en las ciudades visitadas se sitúa entre los 15 Euros, y los 30 euros y que muchas ciudades les están incluso prohibiendo el atraque porque nos les generan un turismo de calidad y promueven la masificación, lo mismo habría que darle una vuelta a este nuevo (y dudoso) bienvenido míster Marshall .
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