Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
No me gustaría aparecer desconectado de los últimos chismorreos. Y menos, cuando los periódicos y las redes sociales te permiten ampliar generosamente el límite ‘natural’ del cotorreo, que para el sapiens está en 150 individuos, a los que podrías conocer a lo largo de tu vida íntimamente y chismorrear gozosamente con ellos. Si está de moda un vídeo en el que alguien guisa una paella para una funambulista del amor venal, ¿por qué no aprovechar el que la Constitución nos hace iguales ante la ley y los fogones y rebuscar en los archivos familiares documentos –y publicarlos– que atestigüen que en la casa republicana y conservadora de mi abuelo también se elaboraban paellas de gran calidad y de toda confianza? Me temo que la receta de la paella que hacía mi tita Pepita, hermana de mi padre, por los años 20 del siglo pasado, no sea la paella valenciana genuina, porque, mezclar pollo y cangrejos del Genil suena a herético, pero en los últimos 100 años nadie de mi familia –y todos acudieron al recetario manuscrito de mi tita para elaborarla– emitió queja alguna; más bien la consideraron de gran calidad y de toda confianza. Pienso que la paella que se ha servido en la humilde mesilla de los Alcázar nada tiene que envidiar a la costeada por el CESID. Con primorosa caligrafía, y con una ortografía idiosincrática, mi tita escribió (textual): “Se prepara una sartén, que se coloca sobre una hornilla. que tenga fuego de carbón ó leña bien ensendida; se echa aceite ó manteca en proporción, y cuando está bien caliente, se fríen unos cuantos pimientos los que después de fritos se sacan. se echan en seguida a freir pedazos de pollos, lomo de cerdo y salchichas; y cuando están dorados, se ponen tres ó cuatro dientes de ajos mondados y cortados menudamente, perejil, pimenton y azafrán, se revuelve todo hasta que esté muy bien frito; entonces se ponen alcachofas, guisantes, judías verdes y se le dá vueltas para que se rehogue todo enseguida se aumenta el caldo ó agua caliente y se deja hervir hasta que esté cocido. Entonces se aviva el fuego, se le aumenta el caldo necesario y cuando está cocido se le echa el arroz suficiente se hace hervir fuerte, aumentándole los pimientos, trozos de pescado ó cangrejos”. Dispensen la ortografía. Suspendí el Ingreso en el P. Suárez porque cometí tres faltas en el dictado.
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