El río de la vida
Andrés Cárdenas
Una persona agradecida
De joven anduve en muchos sitios y siempre tenía la sensación de que la vida estaba en otra parte. Presentía que había otros mundos que no estaban en lo que me rodeaba, sino mucho más lejos. Fue al llegar a Granada cuando esa sensación desapareció. De pronto estuve seguro de que había encontrado mi sitio y de que mi vida estaba precisamente la ciudad en las que todas las calles conducen a un monumento que construyeron los moros hace ocho siglos. Fue entonces cuando se me armó la vida, cuando puse, la última pieza del puzzle de mis correrías emocionales. La noche del pasado lunes me di cuenta, una vez más, de que no me equivoqué en elegir Granada para depositar mi existencia al ver abarrotada la sala Val de Omar de la Biblioteca de Andalucía de lectores y amigos que acudieron a la presentación de mi libro Anales de Granada. La verdad es que me sentí arropado y querido, que al fin y al cabo es que lo que, al menos alguna vez en la vida, pretendemos los que ponemos palabras impresas en un papel. Mirar a todas aquellas personas que esperaban que yo tomara la palabra para comentar mi libro, hizo que me sintiera la personas más agradecida del mundo. Agradecida porque valoraba mucho que todas esas personas hubieran dedicado dos horas de su vida en un lunes de diciembre a ver lo que yo decía sobre el texto que se estaba presentando. Agradecida al sentir que en ese momento estaba recibiendo el mayor regalo que se me podía hacer: el del reconocimiento a mi labor. Y agradecido por sentirme rodeado de amigos que con solo su presencia habían demostrado que lo eran. García Márquez decía que el único momento de la vida en la que sentía ser él mismo era cuando estaba con sus amigos. Yo me sentí más realizado que nunca, más yo mismo, al comprobar que tengo muchos amigos con los que compartir mis anhelos y mis inquietudes, además de una caña o un vaso de vino, lo cual siempre es deseable. Así que sirva esta columna para mostrar mi más sincero reconocimiento a todos los que estuvisteis el pasado lunes en la Biblioteca de Andalucía en presentación del primer volumen de Anales de Granada. No todos los días uno tiene la ocasión de comprobar que tiene buenos condicionales que, por si fuera poco, están dispuestos a comprar mi libro. Gracias.
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