Notas al margen
David Fernández
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Hace meses el grupo Joly presentaba la aparición de un nuevo diario en formato digital, el Jaén Hoy, y con ello cubría su presencia en todas las provincias de Andalucía. El grupo Joly solo faltaba en la tierra que se anuncia como paraíso interior y que como tantas otras de nuestro país vive siempre bajo la sombra de otras capitales y en el olvido de grandes titulares. Me alegré muy mucho, siendo repetitivo en la expresión, de esa publicación en la tierra a la que me unen muchos vínculos. Quienes me conocen, a veces en broma, me quieren enfadar diciendo que yo soy de Jaén aunque bien saben que nací en el barrio del Realejo de nuestra capital, esa que podría ser cabeza de un reino, perdón autonomía propia, pero que siempre ha estado ninguneada desde otras capitales, lejanas o más cercanas. Destaquemos que Jaén no se anda a la zaga en olvidos. Por reivindicar reinos y buscando en mapas podemos ver que hubo un reino de Jaén y ahí se viene lo de la capital del Santo Reino. No es esa la cuestión, aunque mi madre fuera de Jaén y sus muchos hermanos me han dado más parientes allí que en la propia Granada. Incluso mi inicio laboral en la Universidad comenzó en la sede de Jaén, antes de su separación como universidad propia.
Hago esta digresión para reivindicar a Jaén como ejemplo de tantos sitios olvidados de este país. El último domingo de junio se celebraba allá una fiesta local que quiere darse a conocer. Han proclamado tal fecha como el Día Mundial de la Pipirrana, esa exquisita ensalada de verano, muy típica de Jaén, que combina ingredientes sanos, sabrosos y baratos (bueno, el aceite de oliva ya no tanto) y que elaboran con sapiencia ancestral en esa tierra. Dirán que en otros lugares, probablemente. Empero, en un programa de radio le dedicaron unos minutos, escasos, y muy rápido pasaron a comentar que al siguiente domingo ya eran las fiestas de Pamplona. Ya saben, esas en que hay toros pero que a nadie se le ocurre decir que hay que prohibir por aquello del maltrato a los seres sintientes. Que hartazgo de fiesta, de Hemingway y de bombo y platillo a lo de siempre, y que me perdonen todos, a nadie quiero ofender, pero pareciera solo haber ciertas tierras a las que publicitar.
Me pregunto el porqué del olvido de tantas tradiciones en tantos sitios, como en Jaén o en otros lugares. Reivindico la pipirrana, la sangre de lagarto y otras tantas tradiciones en tierras que no piden privilegios ni financiación singular. Quizás por ello se las ningunea y menosprecia. En la memoria de los tuyos y míos, reivindico tu legado. Josefa, mantente sana. Vale.
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