Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
El domingo estuvo la alcaldesa plantando árboles enfrente de mi casa. Es una gran noticia, porque plantar árboles siempre lo es, máxime si se hace donde uno vive.
Pero, puestos a pedir, vuelvo sobre una reivindicación que llevo haciendo desde hace muchos años respecto a los consistorios granadinos, que no siempre han tenido una buena relación con los árboles. El historial de arboricidios sin piedad es interminable, desde la Avenida de la Constitución hasta Arabial-Palencia. Arboricidios en masa, totales o parciales, con mutilaciones por podas extremas, a lo que se une la nula reposición de cientos de árboles, secos por falta de riego o mutilados por gamberradas.
Como ejemplo, en los paseos de la Fuente de la Bicha, Hermanos Costaleros y El Calar hay más de 50 casos en los que no se reponen los árboles, antes se cementan los alcorques vacíos, deplorable práctica que la encuentras en muchísimos otros sitios de Granada, una ciudad en donde es evidente que manda el imperio del cemento.
Pero siguiendo con el mundo vegetal, la tendencia es a aniquilar jardines y zonas verdes que se cruzan en el camino de cualquier cementazo proyectado. ¿Recuerdan los jardines-cementazo que planeaban para el hotel Reúma, con ascensor a la Alhambra incluido? ¿Y cuándo querían talar los plátanos centenarios de la Plaza del Campillo por el aparcamiento de Puerta Real? Los disparates se cuentan por decenas, y muchos desgraciadamente se han materializado.
El problema de los consistorios granadinos es que tienen un concepto equivocado de los árboles, jardines y zonas verdes. Piensan que son sólo una fuente de gasto en árboles, plantas, abono, agua y jardineros, en vez de percibirlos como una inversión de futuro en bienestar ciudadano y en construir una ciudad más amable, ecológica y libre de contaminación.
Además, hay pocos jardines en los que no te encuentres botellas, latas, papeles y bolsas tiradas producto de los botellones; pintadas, papeleras rotas o copadas de basura, bancos destrozados, plantas secas, machacadas y/o mutiladas, abandono y suciedad. Es más barato y cómodo no regar, no cuidar, no limpiar, no prohibir, o poner mayas de plástico naranja con estacas de hierro que reponer setos, plantas y árboles.
El deterioro de los jardines/zonas verdes/árboles granadinos es intolerable, no se puede permitir que un consistorio que nos ahoga con impuestos y multas tenga nuestros espacios verdes –lo único que nos proporciona relax y esparcimiento–, prácticamente abandonados.
Ahora el Ayuntamiento sólo ha previsto plantar 600 árboles, pero, como sean tan rácanos plantando, los votantes los terminarán dejando plantados. Y es que no querer a nuestros jardines, árboles y zonas verdes, es no querer a los granadinos…
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