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Rafael Sánchez Saus
Luz sobre la pandemia
La ciudad y los días
No había otra noticia ayer, para mí, que esta: “Hallan los cuerpos sin vida de Rubén e Izan, los niños de 3 y 5 años desaparecidos por la DANA en Valencia”. Había muchas otras referidas a la tragedia. Vomitivas todas por reflejar, según el alineamiento del medio (de las líneas editoriales hemos pasado a los alineamientos a ambos lados del muro), el uso político de la tragedia: “El PP Europeo y los ultras aprovechan el examen europeo de Ribera para criticarla duramente por la gestión de la DANA”, “El ministro de Política Territorial pide no convertir la tragedia en instrumento partidario y el PP replica: No ha fallado el Estado, ha fallado el Gobierno”, “La jurisprudencia es clara en caso de riadas en España: Ribera es la principal responsable”, “El Gobierno pide unidad y lealtad ante la DANA entre críticas de la derecha y la izquierda”, etcétera.
Gobierno y Generalitat, PSOE y PP, se están tirando los muertos unos a otros desde el primer momento y se los siguen tirando cuando aún se están buscando. Es muy nuestro liarnos a muertazos en vez de unirnos para afrontar la tragedia y después, solo después, investigar las responsabilidades que la desencadenaron o la agravaron, por qué no se hicieron obras que se debieron hacer hace años, por qué no se envió la alerta a los móviles hasta las 20:12 horas cuando algunas zonas de Valencia ya estaban arrasadas por la DANA, por qué durante más de 72 horas fue tan terrible y vergonzoso el desamparo de los afectados (“Aquí no ha venido todavía nadie. La gente está viniendo desde Valencia andando. Se hacen ocho, diez, 15 o 20 kilómetros. Gente que viene de Torrente con palas a cuestas para limpiar. Aquí el ejército es el pueblo” dijo tres días después de la tragedia un policía nacional de Alfafar).
El uso político del dolor, el sufrimiento y la muerte era lo esperable en un país gobernado por Sánchez y con Feijóo en la oposición. En un país que vive en la miseria política desde el 11-M, cuando Aznar y los líderes de la oposición, en vez de comparecer unidos, utilizaron el atentado electoralmente, cuando se mentía desde el Gobierno y desde la oposición se aprovechaba el SMS –primera manifestación convocada a través del móvil e Internet– lanzado en plena jornada de reflexión: “Hoy 13M, a las 18h. Sede PP, c/Génova 13. Sin partidos. Silencio por la verdad. ¡Pásalo!”–. Terrorismo o catástrofes: todo vale en la política carroñera.
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