La esquina
José Aguilar
¿Tiene pruebas Aldama?
No sé si han reparado en la última estrategia de Moreno Bonilla y su gobierno: el proto andalucismo a ultranza. Es cierto que el gobierno sanchista se lo está poniendo muy fácil para sus reivindicaciones por ceder a los chantajes sistemáticos de Cataluña y País Vasco.
Pero esas reivindicaciones proto andalucistas sólo se fundamentan en el centralismo autonómico andaluz, y lo que demandan en Madrid beneficia sólo al eje Sevilla-Málaga y no del resto de territorios de la mal llamada Andalucía.
Piensa Bonilla que tal estrategia y el frentismo de Madrid con las CCAA "fascistas" le beneficiarán en las próximas autonómicas y así podría ser…, pero no cuenta con un factor interno: el hartazgo de los territorios a los que Andalucía ha maltratado y postergado, ni con que tendrá en casa la oposición a su proto andalucismo emergente, aunque los principales responsables del agravio territorial sean los 40 años de Chaves, Griñán y Díaz.
La oposición a la falsa patria andaluza que ahora defiende con ahínco le vendrá desde la región de Granada, porque no somos Andalucía ni nunca lo hemos sido.
Mientras los catalanes reclaman un referéndum inconstitucional de independencia de España, muchos granadinos abogamos sólo por un Granadexit, por un referéndum para la salida de los territorios históricos del Reino de Granada de Andalucía, permaneciendo, claro está, en España, porque respetamos "la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles" (art. 2 CE). Precepto que además señala que se "reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas".
Por ello, tras 40 años de insolidaridad manifiesta y de prohibición de reconocimiento de autonomía a otras nacionalidades y regiones maltratadas -como permiten los arts. 143 y 144 CE-, ha llegado el momento de reclamar los derechos del territorio histórico de Granada, su salida de Andalucía y su conformación como CCAA propia, porque la experiencia de 4 décadas ha certificado con creces el desequilibrio territorial, la inoperatividad de esta fallida autonomía, la desigualdad, el ninguneo, y el despojo de instituciones seculares en nuestro territorio para regalárselas a Sevilla.
El que nos dirigimos hacia un mapa autonómico distinto es ya imparable. La crisis independentista catalana, el federalismo surrealista de la izquierda y el hartazgo de la sociedad lo presagian. También aquí queremos un referéndum, pero será por el Granadexit.
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