Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
Los resultados de la noche electoral del 28M, que dieron la victoria al PP en los principales ayuntamientos y en la Diputación, fueron un duro golpe para el PSOE. Los acontecimientos añadidos de las dos últimas semanas en Granada han caído como paletadas de sal en la herida. Está siendo una resaca insoportable, en palabras fieles de un histórico socialista de la provincia, cabreado a partes iguales con el mundo y con su propio partido (o con quienes lo dirigen ahora).
La derrota del socialista Paco Cuenca en la ciudad ha sido dolorosa porque, aunque admitían que la candidata del PP -Marifrán Carazo- tenía muchas opciones de ganar, esperaban que la contienda estuviera más igualada. El resultado, con la mayoría absoluta sobrada del PP (15 concejales) frente a los 10 ediles del PSOE, ha caído como una losa sobre el alcalde saliente y su equipo, que esperaban un mayor reconocimiento al trabajo llevado a cabo estos últimos años en la ciudad. Todos ellos están convencidos de haberse visto arrastrados por una “ola nacional” que no vieron venir con toda su magnitud. Paco Cuenca y su equipo llevan dos semanas en funciones y mientras tratan de asimilar la “injusticia” de lo ocurrido han tenido que afrontar algunos de los actos y acontecimientos más importantes para esta ciudad de los últimos tiempos. Grandes celebraciones que han contado con un alcalde sin fuelle ni alegría. La agenda ha sido muy cruel y el regidor ha mantenido el tipo hasta llegar a los días grandes del Corpus, porque salir en procesión con la medalla y la vara de mando, y con su sucesora a pocos metros, hubiera sido lo más parecido al martirio chino de un político local. Un asunto de salud -una intervención quirúrgica menor- ha evitado esa escena.
La resaca socialista del 28M ha estado también marcada por la confección de las listas electorales para el 23 de julio, con la llegada de Carmen Calvo impuesta por Ferraz. Pero sobre todo hay un asunto que lo contamina todo, que es la investigación judicial del caso Maracena, cada día con detalles más sórdidos y con enormes implicaciones políticas. Noel López tiene sobre sí ciertas sospechas de un juez, una fiscal y un instructor policial relativas a la posible encomienda de un secuestro. Si se defiende públicamente amenazando abiertamente con querellas a la víctima de ese crimen o a quienes se atrevan a publicar detalles de la investigación, y además lo hace mediante comunicados que se mandan desde las cuentas de un Ayuntamiento en el que él en teoría ya no pinta nada, los motivos para la alarma se amplifican.
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