Cambio de sentido
Carmen Camacho
¡Oh, llama de amor propio!
Quedan ocho meses para el parto y ya se sienten las molestias. Nada más acabar el verano, algunos políticos empezaron a plantearse la larga campaña de las próximas elecciones municipales, desde septiembre hasta mayo, como un duro periodo de gestación. Entre bromas y preocupación, así lo llaman: el parto. En Granada está por ver si tendremos niño, niña, mellizos, trillizos o parejita, porque la experiencia de los pactos ha dado para todo tipo de soluciones.
El PSOE ya tiene a su varón (con v) dispuesto a repetir en la Alcaldía de la ciudad. El día en que Luis Salvador cedió el testigo a Paco Cuenca, éste sabía que su premio no consistía sólo en los escasos dos años que quedaban de mandato, sino que también se llevaba la garantía de continuidad como candidato de su partido en 2023, sin necesidad de afrontar unas primarias y enfrentarse a cualquier otro nombre importante del socialismo granadino. Otra cosa es el resto de la lista, que promete no ser un proceso tan pacífico. El primer edil no quiere abrir ese melón tan pronto.
La gran incógnita electoral está en el partido con opciones de arrebatarle el bastón de mando a Cuenca. El PP aún no ha anunciado el nombre de su aspirante, pero las quinielas apuntan a que, sea quien sea, será mujer. También hay quienes no han perdido la esperanza de volver subir las escaleras para regresar a la planta noble de la Plaza del Carmen, sin salir del edificio consistorial.
No crean que me voy a perder en vaguedades e indirectas, que ahora entraré en el terreno de los nombres propios. Pero me interesa que imaginen el clima actual. A estas diatribas internas del PP se suman otras como la incógnita de Vox, sin cabeza visible, con la alargada sombra de Macarena Olona y nuevo secretario general para decidir al candidato. En el lado opuesto del arcoíris político está la confluencia actual de Unidas Podemos (con 3 ediles ahora), cuya continuidad es una gran incógnita. Podemos quiere seguir, pero IU ya ha confluido con otros grupos, entre los que se encuentra Vamos Granada, que llegó a tener tres concejales entre 2015 y 2019 (cuando acapararon el viento a favor del movimiento de los indignados). Luego se quedó a cero y vivió en sus propias carnes el problema de intentar ir por libre.
También inquieta el camino que puedan emprender algunos versos sueltos de la derecha. En la actual corporación municipal hay cinco concejales no adscritos, que durante estos cuatro años han abandonado las siglas de sus partidos, PP y Cs. Algunos son tan poco dados a bajar los brazos como Luis Salvador o Sebastián Pérez. “Todavía va a dar qué hacer”, dice sobre este último uno de los miembros del grupo del PP que peor relación acabó teniendo con su antiguo presidente político.
Todos esto que pueden parecer aderezos de la verdadera carrera a la Alcaldía no carecen de importancia, porque una de las cosas que preocupa al PP en Granada es precisamente el voto dividido. De ahí pueden surgir algunas de las dudas respecto a quien debe encabezar la lista. El presidente del PP andaluz, Juanma Moreno, quiere recuperar esta ciudad a toda costa y necesita asegurarse una candidatura fuerte, que minimice las opciones de dividir el voto y que además haga borrón sobre los errores del pasado. O dicho de otro modo, alguien que, a su imagen y semejanza, aglutine papeletas desde todos los rincones de la derecha, pasando por el centro y hasta una izquierda moderada, para rascar votos a un asentado Paco Cuenca.
Hay poca disensión a la hora de especular con el nombre que el presidente regional del PP parece tener en cuenta: Marifrán Carazo. Hasta el actual alcalde socialista da por hecho que se enfrentará a ella en la próxima campaña electoral, porque lo sabe de muy buena tinta y le ha sido revelado por quien lo tiene que saber. La consejera de Fomento, que por ahora se ciñe al clásico y está “a disposición” de Moreno y Feijóo, insiste en que sólo ellos dos tomarán esa decisión. Que cualquier otro mensaje externo (y también interno) es una intoxicación interesada. Ni siquiera son bien acogidas las pistas que va dando la dirección provincial en algunas entrevistas y declaraciones.
Nadie discute que Carazo es un caballo ganador para el PP, porque lo ha demostrado hace tres meses como cabeza de lista en Granada. Si se extrapolan los votos obtenidos el 19-J al Ayuntamiento de la capital, el PP se llevaría los 14 concejales necesarios para la ansiada mayoría absoluta, aunque esto nunca es un ejercicio de realidad política, porque las municipales poco tienen que ver con las autonómicas.
En contra de esta opción para la Alcaldía de Granada pesa el hecho de que la actual consejera de Fomento sigue siendo una pieza valiosa en la Junta de Andalucía y también en su partido. Hasta se especula con su futura proyección hacia Madrid. ¿Está dispuesto Moreno a generar tan pronto una crisis de Gobierno para sustituir a una de sus consejeras recién revalidadas?
Hay otra opción sobre la mesa desde hace tiempo, que además sería del gusto de la propia Marifrán Carazo, porque es amiga y aliada política. Rocío Díaz, desde la dirección de la Alhambra, se ha posicionado muy bien, tanto hacia dentro (es conocida entre los granadinos) como hacia el exterior, al gestionar estos años uno de los monumentos con más proyección nacional e internacional. Cuentan que vivió su primera gran prueba de fuego junto al nuevo presidente nacional, Alberto Núñez Feijóo, cuando le acompañó en su paseo por el Albaicín aquel sábado de junio, en plena campaña de las autonómicas. Para los demás, ese día pasará a la historia por la comparación de la puesta de sol granadina con la de Finisterre y por la dedicatoria posterior del socialista Manuel Pezzi, que llamó “tontopollas” al líder popular.puesta de sol granadina con la de Finisterrepopular
Al margen de estas dos opciones, los sondeos internos en los que trabaja el partido podrían llevar otros nombres (también varones con v) con bastantes menos opciones. O incluso ninguna. Porque ya se sabe que las comparaciones son odiosas.
Una web de las muchas que se dedican a hacer sondeos y a recoger otros estudios de las grandes consultoras ha publicado esta semana una curiosa encuesta. “Si Macarena Olona decidiera fundar su propio partido, ¿votaría usted por dicho partido?”. Esa es la pregunta formulada a 1.987 españoles entre el 20 septiembre y el 2 octubre. El resultado, una vez “estratificadas, ponderadas y tratadas” las respuestas, es que la nueva marca de la antigua diputada de Vox obtendría 11 escaños en el Congreso. Por ese lado es una buena noticia para ella, pues podría aspirar a ser llave de Gobierno. Su rédito estaría en Madrid (3), en su Alicante natal o en otras provincias andaluzas como Málaga, Sevilla o Cádiz. Pero según este sondeo que la propia Olona ha compartido en sus redes sociales, dejaría de ser Macarena de Granada, porque su circunscripción adoptiva no le daría los apoyos necesarios para llevarse su antiguo escaño y ‘robárselo’ a Vox. Qué cosas tiene la política.
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