‘Sostenella y no enmedalla’

La locución sostenella y no enmendalla era utilizada para señalar la cabezonería de alguien que, por orgullo y tozudez, no admite rectificar una conducta equivocada. Muchas eran las ocasiones en las que algún hidalgo caballero podía desenvainar su arma, sosteniéndola en alto dispuesto a pelear con un contrincante ante lo que creía un agravio, pero a pesar de ser advertido de que estaba equivocado, prefería mantener su postura y no rectificar o retractarse. De ahí que se utilice la expresión como sinónimo de cabezonería y orgullo.

Aunque la expresión ya aparece en Las Mocedades del Cid, es perfectamente aplicable el descalzaperros protagonizado esta semana por la Junta de Andalucía y el Gobierno central, a vueltas con la subvención para la gratuidad del transporte de los jóvenes menores de catorce años.

Parecer estar de Dios, que las huestes del lustroso Corregidor, Juan Manuel Moreno El Educado, sean escuderas y seguidoras fieles de la bizarra dama madrileña, Isabel Díaz Ayuso, y todos aquellos sucedidos de la Villa y Corte son replicados, cual dos gotas de agua, al sur de Despeñaperros. Bien es cierto que con menos habilidades a la hora de recoger velas.

Si Madrid tomó nota de la advertencia del Corregidor Puente, El Irascible, de que no advertir a sus súbditos que los dineros destinados a sufragar el transporte de los menores de 14 años provenían de la bolsa general del reino y no de la ínsula de la Puerta del Sol, se verían privados de tan sustanciosa cantidad, no parece que Andalucía haya reparado en tan tajante admonición y sin encomendarse ni a Dios ni al diablo, la consejera del ramo, quiso el lunes ponerle la medalla a su señor Juan Manuel, anunciando la gratuidad del transporte para los infantes andaluces, sin referir en ningún momento que los dineros para tan loable empresa, eran los que provenían del Corregidor de la capital de las Españas.

Cual Júpiter tonante, Óscar Puente advirtió de la consecuencia de semejante afrenta y dicho y hecho, pocas horas después los heraldos proclamaban la supresión de cualquier tipo de envío a Andalucía de los ducados necesarios para la empresa anunciada.

Y desde entonces unos y otros velan armas para ver quién gana el duelo, mientras los súbditos se barruntan que ellos serán los paganos de esas justas. Déjense vuesas mercedes de ver quien la tiene más grande –la lanza por supuesto– recojan velas, unos y otros y por una vez quiten la razón a lo de sostenella y no enmendalla.

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