En tránsito
Eduardo Jordá
Linternas de calabaza
Alas 7.30 horas en punto, cada jueves como este, el maestro Chen hace su sesión de taichí en la terraza del Hospital Virgen de las Nieves de Granada. Le acompañan médicos, auxiliares, enfermeras y otros miembros del personal del centro. Su éxito crece cada semana porque, según dicen los concurrentes, la jornada laboral empieza de otra manera tras esa hora de gimnasia china. Liberan energía, adquieren equilibrio interior y sus movimientos son más certeros gracias a un mejor control del cuerpo.
Desconozco el alcance real de ese bienestar y hasta qué punto es suficiente el taichí en la azotea para minimizar los abultados problemas que sobrellevan los hospitales públicos y los sanitarios andaluces. Tampoco creo que la iniciativa persiga un objetivo tan ambicioso, pero todo es poco como remedio para el cuerpo y el alma de estos profesionales cuya sobrecarga de trabajo nos afecta a todos. Por la vía del aumento presupuestario para contratar a más personal parece claro que no hay mucho que esperar en Andalucía, sobre todo después de escuchar a Juanma Moreno advertirle al Gobierno que ha llegado al límite de su capacidad para ejercer sus competencias tanto en Sanidad como en Educación.
El problema de la sanidad en este país ha llegado a Netflix y eso suele ser síntoma de arraigo. Una de sus series de estreno, Respira, dibuja una caricatura de la situación a través de un hospital público valenciano –como podría ser madrileño o andaluz–, con médicos y residentes estresados por las guardias infinitas y la falta de personal, y con una presidenta autonómica de derechas que pone el foco en la privatización.
La trama, que no pasa de entretenida, pone todo esto en una coctelera y lo remueve hasta llevarlo a esos extremos propios de la ficción, mediante el suicidio de un facultativo, una huelga general sin servicios mínimos –durante la que hay gente que muere o se desangra– y una jefa política muy pija que no deja de recibir zancadillas de sus compañeros de partido mientras se trata de un cáncer con metástasis en el único lugar que le aporta confianza: el hospital público. Pese a la evidente inspiración de series americanas como Urgencias o Anatomía de Grey, el marco de la sanidad española es notorio: precariedad, privatización de servicios, malestar social y política de trincheras. Sólo les falta poner a Blanca Suárez o Najwa Nimri a hacer taichí por las mañanas.
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