Cambio de sentido
Carmen Camacho
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Aprovechando que mañana es 23 de abril, Día del Libro, le voy a contar una historia curiosa sobre uno. Llevo tres días devanándome los sesos intentando recordar quién es María Luisa, una lectora que hace treinta y seis años le dediqué un libro mío que ahora ha llegado a mis manos. En los primeros días de confinamiento decidí poner en orden mi biblioteca y vi que en la estantería donde tengo mis publicaciones, faltaba el ejemplar de mi primer libro, uno que resultó ganador de un certamen literario que organizó La General en 1984. Se llama Carrilles de silencio y por no sé que motivo no contaba con ningún ejemplar. Por supuesto el libro está descatalogado y más perdido que un político español en un congreso sobre la honradez. Un amigo me dijo que hay un negocio por Internet que se dedica a buscar libros viejos y de ocasión. Hasta me mandó el enlace. Entré en esa página y, por suerte, allí se ofrecía un ejemplar de Carriles de silencio con la siguiente anotación: "Lleva dedicatoria y la firma del autor". Lo pedí. Me llegó el pasado viernes. Con cierta inquietud y morbo me fui a la primera página. Allí estaba la dedicatoria con mi puño y letra: "A María Luisa, en recuerdo de una inolvidable tarde en la que (también) hablamos de literatura". Y debajo la fecha: "Granada, 19 de diciembre de 1984". Me puse a cavilar y acabé obsesionado por intentar recordar quién coño era María Luisa y qué 'inolvidable' tarde había pasado con ella. Desde entonces, por mucho que he buceado en la oscuridad de mis recuerdos de treintañero, no he conseguido dar con la luz que me lleve hasta esa mujer y hasta ese día. Alguien ha dicho que la vida no es más que un esfuerzo inútil en la escalada de la memoria. Y es verdad. La obsesión se ha convertido en preocupación. ¿Y si lo que tengo es principio de alzheimer? ¿Cómo ha podido olvidárseme una tarde 'inolvidable' con una mujer? Luego pensé en María Luisa. ¿Quién era? ¿Por qué se había desprendido del libro que yo tan amablemente le había firmado? ¿Se habrá separado y en el reparto el libro le ha tocado a su marido? No sé. Así que, estimada María Luisa, si por un casual lees esta columna y hace treinta y seis años pasaste una tarde 'inolvidable' conmigo, por favor, te agradecería que te dieras a conocer (estoy en el feisbuq). Es para quedar contigo cuando esto acabe y devolverte el libro.
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